Opinión

«Provocadora» Ayuso y sin falda corta

Conscientemente, por ver si «amainaba el temporal», he retrasado escribir acerca del espectáculo dado el pasado martes en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, con ocasión del reconocimiento público concedido a Isabel Díaz Ayuso –y a siete exalumnos más– como «alumnos ilustres» de la Universidad. Pero los días transcurridos acrecientan la preocupación y ya supera el calificativo de bochornoso lo sucedido –que por supuesto lo fue– para ser considerado de «muy preocupante» dadas las circunstancias, todas ellas lamentables, que concurrieron en el acto. En medio de la conmoción general creada por el criminal atentado de corte yihadista por parte de un joven radicalizado de 25 años en una Iglesia parroquial de Algeciras, preocupa ¡y mucho! ver a tantos jóvenes universitarios insultando y amenazando con expresiones de odio y de violencia, solo contenida por el gran despliegue policial necesario para impedir un linchamiento físico de la homenajeada. Podrá sin duda ser considerado por algún sector de «inoportuno» tal reconocimiento dada la proximidad electoral, pero nunca de injustificado, ante el currículum profesional de la exalumna Isabel Díaz Ayuso. Ser presidenta de la CAM elegida por una clara mayoría de ciudadanos madrileños habiendo pasado por sus Aulas, es un honor indiscutible para la Universidad y para su Facultad, y puestos a elegir alumnos ilustres no cabe duda razonable al respecto. Otra cosa es discutir los criterios de selección e incluso la misma existencia de los citados galardones, pero lo mínimo exigible una vez tomada la decisión, es profesionalidad y prudencia en la organización del evento, las cuales han brillado por su ausencia. Lo sucedido deja a la Universidad y la Facultad en un lugar de muy dudoso honor acerca de la calidad formativa que se imparte en sus aulas ya que si la alumna de mejor expediente académico –y con un 9,28 de nota promedio– es la que hemos conocido y afirma que los más ilustres alumnos, en su opinión, son los que se manifestaban en el exterior. Ha estado brillante Ayuso, al replicar a sus censores podemitas, tan proclives a acusar a los hombres de machistas y de causantes de la violencia de género, acusándola a ella de «provocar» cuando «no llevaba falda corta». Los medios «progres» prepararon el espectáculo los días previos y ahora se rasgan las vestiduras mientras el ministro cuota de Colau y de Universidades justificaba lo ocurrido. El grave pecado de Ayuso no ha sido aceptar la distinción, sino haber jubilado de la política activa el 4 M a su competidor electoral y candidato de Podemos, Pablo Iglesias.