Alfonso Ussía
Bestia acorralada
La bestia se siente acorralada y ha decidido terminar con lo poco que queda en Venezuela de democracia. ¿Va a permitir el mundo libre el triunfo de la tiranía en Venezuela? Me temo que sí, porque el mundo libre habla mucho pero no hace nada. En España, los de Podemos están mudos. Se ocupan exclusivamente de la cretina moción de censura que pretenden presentar. Pero no miran hacia Venezuela, donde 34 personas han muerto defendiendo la libertad que les roban los que les envían el dinero. La gran noticia, muy ligada a las costumbres podemitas de aquí, es la que nos anuncia que Cilia Flores, la mujer de la bestia, formará parte de la mesa que borrará lo que quedaba de libertad y redactará la nueva constitución. La bestia se carga la constitución chavista. Lágrimas de Orinoco llorará Monedero. Lágrimas de alegría porque, consumado el golpe de Estado, no llegarán a España más noticias de los dineros que han volado hasta los bolsillos de Podemos. Y ahí, Cilia Flores, la tía de los narcotraficantes, la voz que susurra a la bestia, la princesa bolivariana, la multimillonaria, la gran ladrona, convertida en constitucionalista. La consorte, la cortesana.
En Podemos Pablo Manuel Iglesias ha llevado a su chica, que carece de todas las condiciones para ser portavoz de nada, de todas las condiciones menos una que guardo por discreción, a lo más alto de su partido. Muy feministas en Podemos, excepto cuando sueñan con la sangre de Mariló Montero manando de su espalda a causa de los latigazos de Pablo Manuel; muy feministas excepto cuando Pablo Manuel lleva hasta la cúspide de las responsabilidades de su partido a su chica, como ha hecho la bestia con Cilia Flores. Y las feministas de Podemos, mudas, afónicas e insonoras. Han muerto mujeres, han sido asesinadas mujeres en las calles de Venezuela, y las feministas profesionales se han entregado al silencio. Me gustaría oír a la portavoz, la consorte de Pablo Manuel, denunciar la fuerza brutal de la bestia contra los venezolanos demócratas, pero sospecho que en ese asunto será una portavoz sin voz, muda, afónica e insonora.
El sueño de Iglesias no es otro que emular a la bestia. Terminar con la Constitución de 1978. Suprimir, con su Cilia en la mesa de redacción, todos los artículos que defiendan la libertad, apuntalen al Estado de Derecho y garanticen la unidad de España. La propiedad privada sólo será respetada cuando el propietario sea uno de ellos. El sueño de Iglesias es fulminar la idea de España explosionando todos los rencores, resentimientos y venganzas albergados en sus vísceras. Sucede que aquí, todavía, existe una posibilidad de resistencia y defensa. No es necesario que nos maten como a los venezolanos para mantener nuestras libertades. No es necesario todavía. Igual que Cilia aplaude la expulsión –disfrazada de voluntaria separación–, de Venezuela de la OEA, Irene se embriaga de placer pensando en una España despegada de Europa.
Ellas aman, ellas susurran, ellas recomiendan, ellas mandan. No todas. Ellas, las dos, la una de la otra en pos. Ellos se han dedicado a establecer las pautas para quebrar a una de las naciones más ricas del mundo. En el subsuelo de Venezuela hay un mar de petróleo. En los supermercados, no hay arroz, ni frijoles, ni papel higiénico. En el subsuelo de Venezuela esperan los yacimientos de plata; en los bancos de los paraísos fiscales crecen y engordan las cuentas corrientes de los comunistas en el poder. En Venezuela hay hambre. En Miraflores la bestia y los suyos comen maravillosamente. El plan de Podemos en Venezuela ha triunfado. En España son libres los que odian la libertad. En Venezuela corre la sangre de los inocentes, que pronto será río. Por ahora, 34 arroyos de sangre. Hoy manarán más regatos de libertad tiroteada.
Menos mal que Cilia ama a su pueblo.
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