Julián Redondo
Ejemplos deplorables
El fútbol profesional le ha dicho a Villar que o le secunda para que se sustancie el Real Decreto Ley para la centralización y explotación de los derechos audiovisuales o dejará de apoyarle. Y también le hace saber que respalda la gestión de su presidente, Javier Tebas. Retirar la confianza a Villar debería llevar implícita la dimisión de cuantos directivos de la LFP ocupan una silla en la directiva de la Federación. La advertencia está lanzada y por escrito; está por ver que, como hizo el navarro José Luis Díez el pasado día 25, quienes no estén conformes con el mandamás de la RFEF dimitan. Y, aunque dimitieran todos, tampoco pasaría nada, salvo que la brecha en el fútbol español sería aún más profunda que ahora.
Sacar adelante el Decreto es para muchos clubes una medida de supervivencia. Racing, Recreativo, Sporting, Albacete y Murcia desaparecerán si no hay acuerdo sobre el reparto de los derechos de televisión, que añadirá 300 millones a los 800 actuales. Y no sólo eso, los clubes de Segunda, que ahora ingresan por ese concepto 2,3 millones, recibirán más del doble, 5, con el nuevo reparto. Y el resto, salvo Madrid y Barça que mantendrán las cifras vigentes (140 millones cada uno), incrementarán sus ingresos.
La bolsa de 1.100 millones no es una utopía, existe; las tablas de compensación satisfacen a todas las partes y sólo falta que la Federación se adhiera a la voluntad unánime del fútbol profesional para proceder a la firma por parte del Gobierno que, el jueves pasado, cuando Villar plantó al ministro, iba a rubricar el Decreto.
El ambiente en las altas esferas del deporte español, no sólo en el fútbol, es tan pestilente que ni por el bien general sus señorías se apean del burro. No ceden. No parlamentan. Se detestan. Lamentable. Villar se enroca en un fortín que defienden numerosos colectivos de su Asamblea y vigilan con mano de hierro los drones de la FIFA y de la UEFA, por si al Gobierno se le ocurre rechistar. Ha dicho que se presentará a las próximas elecciones y salvo catástrofe volverá a ganar, aunque tenga enfrente a todo el fútbol profesional. Villar no se oculta cuando expresa lo que piensa de Tebas y de Cardenal, que tampoco tendrán toda la razón, pero se está creando demasiados y poderosos enemigos. «Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar». En este debate no hay ningún Churchill.
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