El maná socialista

Ha sido la fuente de energía que han utilizado los correligionarios de Chaves, Griñán y Díaz para nutrirse y corromperse. En términos pornográficos. Sin rubor. Fuera de la ley. Si el maná en religión era –según el libro del Éxodo– el pan enviado por Dios a los israelitas los años que deambularon por el desierto, el maná para el PSOE andaluz ha sido indiscutiblemente el dinero de los parados. Terrible.

El manantial del que bebían los arrimados al partido del puño y la rosa era inagotable. Así que poco importaba cuánto se bebiese o cómo se bebiese, mientras que el que se arrimara a la fuente lo hiciera con el carné en la boca. Obsceno. Porque tanto da que el dinero desviado se usase para hacer un máster por parte de altos cargos de la Junta, como hoy revela LA RAZÓN, que para hacer una barbacoa con los amiguetes, como hemos conocido recientemente.

La bola de nieve de los ERE y los cursos de formación sigue rodando ladera abajo imparable. Va a sepultar con toda probabilidad a quienes ahora se presentan como simples espectadores de este bochornoso espectáculo. Porque si los nuevos mandamases de Ferraz pensaban que el calor del verano iba a derretir este escándalo, es obvio que estaban equivocados.

La historia demuestra que el que no pelea contra la corrupción termina formando parte de ella. El olor que desprende este palmario caso de corrupción en las barbas del socialismo es intolerable ya para jueces y fiscales, y comienza a ser insostenible para buena parte de la ciudadanía. Dicen que con el viento se limpia el trigo, y los vicios, con castigo. Esta perversión en el manejo de los dineros públicos, propia de degenerados, debe ser penada y erradicada. Cueste lo que cueste. ¿Estamos?