Enrique López
La cigarra y el hijo pródigo
Lo que está ocurriendo entre Grecia y la Unión Europea me recuerda una situación a caballo entre la descrita en la fábula de la hormiga y la cigarra, y la parábola del hijo prodigo. Recordemos que en la primera aparece una cigarra que al venir el invierno se encuentra desprovista de alimento y acude a pedirlo prestado a su vecina la hormiga; ésta, temiendo no tener suficiente para ambas le niega el préstamo, y le recrimina el haber pasado el verano holgando en vez de haber hecho acopio de alimentos para la estación fría. En la segunda, un hijo le exige a su padre la herencia, malgastándola de una forma libertina, y cuando se halló en la más absoluta de las pobrezas, regresó a casa reconociendo su error, recibiéndole su padre para enfado del hijo que había permanecido junto a éste, con un espléndido banquete. Sin establecer algún tipo de paralelismo entre ambas situaciones y la de Grecia, la diferencia es que la cigarra solo pide alimento, pero no reconoce el error de su holgazanería veraniega, mientras que el hijo pródigo pide perdón a su Padre. De la situación que vive Grecia son en gran medida responsables sus diferentes gobiernos, incluido el actual, no pudiendo hacer responsables al resto de países de la Unión. Sólo se exige el cumplimento de las reglas de juego. El que tiene derecho a que le devuelvan los prestado no se convierte por el ejercicio del mismo en un Shylock de Shakespeare, por cierto, un personaje maltratado por lecturas antisemitas del «Mercader de Venecia»; el que debe y no puede pagar lo último que debe ser es arrogante, muy al contrario, debe tratar de contar con la simpatía y comprensión del acreedor. Estamos condenados a entendernos, pero eso sí, con respeto y sin insolencia.
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