Ely del Valle
La pifia de Madina
Este fin de semana, mientras muchos empezaban sus vacaciones de verano, en Ferraz han tenido que hacer horas extras para saber la procedencia de los avales presentados por los aspirantes a ocupar la Secretaría General del PSOE.
El causante de tanta minuciosidad ha sido Eduardo Madina, que anda un tanto mosqueado porque, a pesar de que partía como favorito, Pedro Sánchez ha conseguido un apoyo masivo que el vasco no se esperaba.
Lo más llamativo de este asunto es que en su afán por demostrar que él no es el candidato oficialista, lo que ha conseguido Madina es poner en evidencia que sus deseos son órdenes para ese aparato del que forma parte como responsable del grupo parlamentario y del que sin embargo, al igual que Sánchez, reniega –lo que por otra parte da una idea del deterioro y la mala prensa de la que goza la actual dirección, incluso entre los suyos propios–. Primero puso como condición para presentarse que votasen los militantes, y así se hizo; y ahora ha exigido colocar en el mapa la procedencia de los avales, y tres cuartos de lo mismo. No parece que la suya haya sido una maniobra muy inteligente en ese sentido. Ahora, con una primera derrota a sus espaldas, aumentada por el hecho de que, gracias a su sagacidad, todos nos hemos enterado de que ni siquiera en su tierra ha conseguido convencer a la mayoría, lo único que le queda es silbar, mirar para otro lado, confiar en los militantes que no se han retratado y remontarse a aquellas primarias que ganó Borrell contra todo pronóstico y con menos avales de salida que Almunia, para mantener la esperanza de una posible victoria y, sobre todo, para disimular que en su intento de desvestir al rival, ha sido él el que se ha quedado con el culo al aire.
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