Alfonso Ussía

Me pido Santoña

La Razón
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Ese individuo, argentino o uruguayo que para el caso es lo mismo, colaborador de «La Tuerka» de Pablo Iglesias y por ende beneficiado por el dinero venezolano o iraní, y que responde al nombre de «Facu» –Facundo, deduzco–, y al apellido de Díaz, es un protegido del dirigente de «Podemos» por la mucha gracia que le hacen sus comentarios y mensajes. Es muy probable, que como en el caso de Guillermo Zapata, también sea del agrado del juez Pedraz. En 2013 se cubrió de gloria estalinista cuando colgó un mensaje en Twitter que produjo estupor, temor y asco : «Quemar iglesias me parece una barbaridad si no hay nadie dentro». No escribió templos religiosos ni mezquitas, sino iglesias, porque para el compañero «Facu» lo divertido es figurarse a los cristianos ardiendo como piras. A los islamistas, mucho respeto, que al pagador el pagado no acostumbra a molestarlo. El tal «Facu», como su colega el argentino del Ayuntamiento de Barcelona que veja y humilla a la Bandera de España, pertenecen a la «especie protegida» de «Podemos», como Rita Maestre, la asaltacapillas de hermosas tetas que gritó –coincide con «Facu»–, «¡Arderéis como en el 36!» y que hoy ocupa la primera Tenencia de Alcaldía del Ayuntamiento de Madrid. Está imputada, pero Iglesias se lo dejó claro a la pobre Carmena: «Rita es intocable». Además de intocable es la novia de Errejón.

Con fecha 1 de enero de 2016, «Facu» Díaz –@FacuDiazT– ha escrito un mensaje esclarecedor. «España debe dar un paso al frente y empezar a encarcelar a periodistas de derechas». Me figuro que los periodistas «de derechas» son para «Facu» Díaz aquellos que no coinciden con las tesis y los proyectos de su partido estalinista. Por ejemplo, el que escribe, que no tiene un clavel, es un periodista de derechas, pero Wyoming y Ferreras, multimillonarios, son, como Rita Maestre, intocables compañeros en la lucha.

Antonio Burgos elegirá, lógicamente, una prisión cercana a Sevilla, como Paco Reyero, Ignacio Camacho y demás periodistas de derechas andaluces. Es de esperar que nos respeten los derechos de los presos, y no terminemos instalados en las terribles checas –originalmente «chekas» por su inspiración soviética–, en las que fueron torturadas y asesinadas tantas personas inocentes en el Madrid de la Segunda República. La «cheka» de Bellas Artes fue frecuentemente visitada por el gran poeta Rafael Alberti, aunque se ignora para qué.

Federico a la cárcel de Teruel. Zaragüeta a Valencia. Cada uno a su cárcel sin rechistar. Yo me pido Santoña. Desde las celdas del penal de Santoña, y a pesar de los altos muros que lo circundan, se distinguen pequeños triángulos de mar. Y hasta allí llegan los olores machos de la sal y el agua que traen las olas, y si el viento es propicio, el aroma de las anchoas y el atún cocido, enlatado en aceite o escabeche, de las maravillosas conserveras que en Santoña abundan.

El penal de Santoña, en la costa y junto a su marisma, es un buen lugar para un aficionado, como el que escribe, a la ornitología. Garzas, fochas, calamones, ánades reales, patos colorados, cercetas, zampullines, avocetas y cigueñuelas vuelan sus vientos. Y las aves limícolas dan buena cuenta de las navajas, almejas y berberechos que viven bajo sus arenas. Se lo pido a «Facu», que estoy seguro de que atenderá mi solicitud con el respeto hacia los demás que siempre le ha caracterizado. Me pido Santoña.

Si la condena, por no ser de izquierdas, amar a España, defender su Bandera, acatar su Constitución y soñarla defintivamente unida y armónica dentro de la Unión Europea, con sus deberes y sus derechos, se agrava en cualquier momento por un Tribunal Popular y soy condenado a muerte, también le ruego a «Facu», que en ese caso extremo, me trasladen a Madrid y me den matarile en Paracuellos del Jarama, allí donde cayó mi abuelo gracias a quien es honrado en Madrid con la Calle de Santiago Carrillo.

Gracias, «Facu» por su amabilidad.