Cástor Díaz Barrado

Mucho que «temer»

La Razón
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La destitución de Dilma Rousseff ya es definitiva y se abre, con ello, una nueva etapa en la política brasileña. Desde hace algún tiempo, Brasil viene sufriendo las consecuencias no sólo de una mala situación económica sino, también, de la inestabilidad y de la incertidumbre política. Los problemas de Brasil no se pueden reducir al ámbito económico, a pesar de que el impacto de la crisis de este tipo haya desencadenado un cúmulo de acontecimientos que han culminado en la crisis que ha supuesto la destitución de la presidenta brasileña. Enderezar la economía del país será uno de los principales y primordiales objetivos que tiene que llevar a cabo el nuevo gobierno y, en buena parte, el futuro político de Brasil está en manos de las cifras y los resultados de carácter económico. Brasil es un país moderno y con futuro y cuenta con una población que tiene un grado de formación suficiente para afrontar los desafíos a los que debemos enfrentarnos en los próximos años. Realizar las reformas económicas, que se vienen anunciando constantemente, es absolutamente necesario y de ello dependerá el rumbo que siga Brasil en la escena internacional. La debilidad interna trae consigo una menor presencia en el sistema internacional, así como el fortalecimiento económico de Brasil, con todas las capacidades con las que cuenta, traería consigo una representación significativa en la sociedad internacional contemporánea y, también, a nivel regional, donde se han perdido algunas posiciones. Pero no todo es economía. El nuevo gobierno del presidente Temer debe afrontar, también, una profunda reforma institucional, puesto que los logros en lo económico no lo serán tanto si no se decide acabar con la corrupción y si, al mismo tiempo, no se dota de verdadera legitimidad a las instituciones del Estado. Brasil es un Estado democrático y cumple todos los parámetros de los regímenes democráticos pero es preciso sanear alguna parte de las relaciones sociales e institucionales. Hay mucha esperanza en Brasil pero también queda mucho por hacer.