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Noviembre

La Razón
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Corría el año 1917, y en Petrogrado, ciudad que posteriormente seria bautizada como Leningrado y actualmente es conocida como San Petersburgo, tendría lugar la «Revolución bolchevique», tras años de levantamientos y agitación política de masas. Fue el 25 del mes de octubre de 1917, según el calendario Juliano vigente en el Imperio Ruso, cuando Vladímir Ilich Uliánov, «Lenin», dio el paso definitivo para proclamar la revolución, dando la orden a los «soviets» de tomar todas las posesiones consideradas clave en la vida pública de la ciudad, a excepción de la residencia de los zares, el conocido «Palacio de Invierno», que caería pocas horas después. Kerenski se vio forzado a huir y el Soviet de Petrogrado tomó el poder. Lenin, conocedor de la importancia de la propaganda, usó inteligentemente unos mensajes cortos y clarividentes para una población rusa analfabeta, extendiendo el mensaje bolchevique de forma rápida, consiguiendo popularizar los eslóganes que alcanzarían fama mundial: «Paz, pan y tierra» y «Todo el poder para los sóviets». El pueblo ruso se alzó violentamente en contra del gobierno Kerenski, en unos momentos de profunda crisis económica y en medio de una sociedad devastada por la contienda mundial. Con Trostky, al frente del comité militar revolucionario, la lucha armada se extendió por todo el país, y mientras tanto Lenin vio la necesidad de convertir la guerra mundial, en la que Rusia estaba enfrascada, en una guerra civil, y aprovechó el rechazo a la contienda para acelerar el proceso revolucionario. Decretos, usurpaciones de la tierra, revocación de cargos, persecución a la iglesia; la nacionalización de los bancos, los transportes y las fábricas; la creación de autogobiernos y nacionalidades y la constitución de los llamados «Comisarios del Pueblo», imponiéndose la llamada «férrea disciplina proletaria», es decir el comunismo. Ahora bien, según el calendario Gregoriano, con el que nos regimos en occidente, los hechos de la llamada «Revolución de octubre» tuvieron lugar en noviembre y es por tanto que el comunismo triunfó en Rusia el 7 de noviembre de 1917 y no el 25 de octubre, como nos dice la historia. Octubre fue noviembre.

Siguiendo el modelo de revolución soviética, en los últimos años el separatismo en Catalunya ha conseguido agitar a las masas independentistas aprovechando una devastadora crisis económica que ha levantado los ánimos de una parte importante de la población catalana, todo ello a través una ingente inversión publicitaria, usando las mejores agencias de publicidad, colocando mensajes muy cortos y fáciles de entender, para subvertir el ordenamiento legal. La revolución de las sonrisas (el Pruses) de este fin de semana de octubre explotará con toda virulencia en los próximos días y las huestes de Puigdemont prevén el asalto final al palacio de invierno, es decir al orden constitucional y a la unidad de nuestra nación, mediante la declaración de independencia. Pero una pequeña diferencia nos distingue de Rusia, donde la revolución la encabezaron las masas desheredadas, y es que en Catalunya la revolución la dirigen consumidores de «Gin-Tonics» en la «Casa Fuster de Barcelona», que viven en Sarriá o Sant Cugat, veranean en sus casas de la costa brava, sus niños estudian en colegios privados y usan el iPhone 8 y sus abuelos leen «La Vanguardia». En Cataluña ya es noviembre.