Política

Podemos y su cambiante pensamiento

La Razón
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A Podemos, el resultado de las elecciones del pasado día 26-J le ha sumido en un conflicto interno sobre las razones que han provocado que las previsiones que les daban las encuestas de «sorpasso» al PSOE y de disputar la victoria al PP tras su unión con IU, se hayan quedado en la repetición de sus exitosos escaños del 20-D, pero con decenas de miles de votos menos que entonces.

El conflicto que ahora ha explotado se venía gestando desde hace tiempo, si bien, la ola favorable que ha vivido desde su nacimiento ha impedido que se evidenciara con la claridad con que lo ha hecho ahora.

Podemos nació en base a los miles de personas insatisfechas por el devenir de la crisis, los anti sistema, la izquierda radical y revolucionaria... de las que se aprovecharon un grupo de jóvenes profesores universitarios de la izquierda radical con ambiciones políticas, que vieron en esa situación la oportunidad de hacerse con el poder político que ansiaban, después de haber intentado figurar en las estructuras tradicionales de los partidos de izquierda sin haberlo logrado. Y lo hicieron con el apoyo técnico, económico y doctrinario de los movimientos radicales que en Sudamérica habían obtenido el poder después de intentos fallidos de desestabilización del sistema democrático vigente, con un discurso inicial moderado de base social para, una vez logrado el poder, imponer su autoridad y su adoctrinamiento, acabando con aquéllos que no aceptaban un sistema que eliminaba los derechos y las libertades de los discrepantes y llevaba a la miseria al país. Su posición se ha basado en la mera estrategia y en la táctica con un único objetivo: hacerse con el poder interno de la organización y con el del Gobierno. El discurso y la ideología se ha ido adaptando al momento y al lugar en el que se actuase y al público al que se dirigiese, pudiendo decir una cosa y la contraria, cambiar de ideología a conveniencia, y negar la evidencia de sus múltiples declaraciones radicales, anti sistema y de admiración y reconocimiento a movimientos como el bolivariano de Chávez o el anti sistema de Siryza.

Primero se convirtió el «movimiento» en un partido con una estructura jerarquizada y una dirección fuerte, y después se eliminaron a aquéllos que no aceptaban esa estructura y esa dirección. Más tarde, se cortaron las alas a los que podían hacer sombra al líder carismático y cuestionar sus tácticas, sus caprichos, o sugerir que sus decisiones provocaban un resultado inferior a sus expectativas. No se trata de que unos sean más moderados que otros, tal y como algunos nos quieren presentar este conflicto. Se trata de una lucha por imponer la táctica que se entiende mejor en cada caso, para hacerse con el poder que les permita imponer su verdadera ideología. Hasta entonces al menos, solo hay táctica en ambos casos.

Basta repasar las hemerotecas y las videotecas de estos pocos años atrás para comprobar que es así. Se ha pasado de ser anti sistema a querer cambiarlo; de querer salir de Europa a negar su salida; de no pagar la deuda pública, por ser ilegal, a ser los que más la reducen; de ser comunista a ser socialdemócrata; a reivindicar la Patria y a decir que el Presidente del Gobierno de un país del Sur de Europa tiene las manos atadas para poder hacer ciertas cosas.

Sus auténticos pensamientos se centran en los posicionamientos tácticos de los referentes ideológicos a los que siguen en su estrategia. García Linera, vicepresidente de Bolivia y líder bolivariano, señalaba que «el asalto al poder se basa en el concepto estratégico de “empate catastrófico”, que es una etapa de la crisis del Estado caracterizada por la confrontación estática de dos bloques sociales, dos modelos de país, en medio de una parálisis institucional». ¿Les suena?

Fernández Liria, padrino ideológico de Pablo Iglesias, señala que «querer buscar una alternativa a la Ilustración es el gran error del marxismo. El objetivo es que los intereses de una clase social se presenten como los de toda la sociedad en su conjunto, y para ello hay que adueñarse del lenguaje», manipulándolo, cosa que la izquierda lleva haciendo mucho tiempo ante la pasividad de la derecha. Su reivindicación es la Francia genocida de la Revolución Francesa, que guillotinó en nombre del pueblo al que no pensaba como ellos, inaugurando el terrorismo de Estado que luego aplicaron Lenin, Stalin, Hitler y otros líderes iluminados.

Las elecciones del pasado 26-J han sido un freno a la estrategia de Podemos y sus dirigentes para hacerse con el poder, pero la amenaza sigue ahí. Las aparentes divisiones internas no son entre defensores de la Revolución Francesa y defensores de la Revolución Americana, –que proclama los derechos del hombre y propugna la libertad y el reconocimiento de los derechos de todos–. La discusión es acerca de la táctica para llegar al objetivo que todos comparten: hacerse con el poder como sea para imponer su doctrina política, aunque sea a costa de arruinar al país, como ocurre en los sitios donde han logrado su objetivo.

Los ciudadanos han percibido el peligro, pero el peligro persiste y volverán a la carga para conseguir su objetivo. Seguir desenmascarándolos es una tarea permanente por parte de todos, y en la que los medios de comunicación, en especial los audiovisuales, tienen un papel esencial que es preciso exigir para no vernos sorprendidos y tenerlo luego que lamentar.