México

Aprender a vivir sin ETA

La mayor garantía de seguridad es el propio Estado de Derecho. Sólo él puede asegurar las libertades democráticas, la ley y unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad al servicio de los ciudadanos. Libertad y seguridad deben componer una ecuación perfecta, de manera que la merma de una afecta a la otra. Por lo tanto, el objetivo de todo Gobierno que aspire al bienestar de sus ciudadanos es tener un sistema de seguridad fuerte, altamente cualificado y entregue al servicio público que proteja las libertades públicas e individuales, garantías de prosperidad. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, lo expresó ayer en la casa de LA RAZÓN: «Sin seguridad no hay libertad, y sin seguridad no hay bienestar económico». Los índices de criminalidad en España son unos de los más bajos de Europa y, en gran medida, es responsabilidad de la Policía y la Guardia Civil después de mucho esfuerzo. Reconocer su profesionalidad y entrega es de justicia y nos fortalece como sociedad. De entre todas las formas de delito, ha sido el terrorismo la que más estragos ha causado en nuestro país. ETA, después de más de 900 muertos, «se encuentra en la actualidad policialmente derrotada», dijo Fernández Díaz. No es sólo la valoración del más alto responsable político en la materia, sino que coincide plenamente con la de las Fuerzas de Seguridad: ETA está derrotada, y nadie mejor que ellas lo saben. Retaron al Estado de Derecho y éste, sólo con las armas de la ley, acabó venciendo. La sociedad totalitaria y etnicista que proponían ha sido derrotada por una sociedad abierta y libre. Los terroristas están en la cárcel y saben que sólo con el cumplimiento de la Ley y de las condenas podrán salir a la calle. La lucha contra ETA continúa mientras la banda no se disuelva y un ejemplo es que ayer llegaron a España desde México dos terroristas que deben responder de 18 asesinatos cometidos hace más de 20 años. Es un mensaje que los terroristas y sus cómplices políticos no deben olvidar: el Estado de Derecho perseguirá el delito. En este sentido, reiteró Fernández Díaz, la política antiterrorista del Gobierno «es la misma que siempre ha llevado a cabo el Partido Popular»: aplicación de la Ley y no aceptar ninguna negociación con los asesinos. La memoria de las víctimas está presente porque han sido sus valores los que se han impuesto sobre los terroristas. Desprenderse del peso de ETA es duro y largo porque durante décadas marcaron la vida española con su siniestra huella de atentados, muertos, chantajes, dolor y miedo. Fernández Díaz animó a perseverar en la derrota de los terroristas, «pero aprendamos a vivir sin ETA». El mensaje expresado por el ministro del Interior es una muestra de fortaleza, valentía y convencimiento de que los españoles podamos vivir «por fin como ciudadanos libres».