Ha vuelto el mejor Nadal. El enfrentamiento del español con Roger Federer en el Abierto de Australia ha sido una lección deportiva y de valores. A nadie se le escapan las palabras de Federer tras imponerse al balear al afirmar que «hubiera sido igual de feliz perdiendo ante Rafa». Vuelve el mejor Nadal, el mismo por el que la inmensa mayoría de los españoles sufrió por sus dolencias físicas. O quizá nunca se fue, pues todos le reconocimos en estas dos semanas de competición en Australia, que son un orgullo para todos los españoles. Allí ha exhibido un juego de gran calidad y ha luchado con determinación por cada punto. Ayer, en un partido intenso, tenso e incierto hasta el final, el de Manacor estuvo muy cerca de la victoria. De la victoria sobre Federer, por que la otra, la de su buen hacer y juego limpio en la pista; la de sus palabras y educación al ser derrotado, frente a su contrincante de tantos años, le encumbran a lo más alto. Lo que presenciamos no fue sólo una exhibición deportiva del máximo nivel. Fue una lección de valores. Un ejemplo de sacrificio y de espíritu de superación. La recompensa a un trabajo hecho a conciencia. Un ejemplo para la juventud. Hoy lunes Federer regresará al «top-ten», situándose décimo, mientras que Nadal ocupará el sexto puesto. Eso en los escalafones deportivos. En las lecciones del deporte, que se pueden aplicar a la vida, Rafa Nadal es ganador absoluto.