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España ya logra crear empleo

En los últimos años el paro ha sido una fuente de frustración para los gobernantes y un drama lacerante para la ciudadanía. Un cóctel de recesión, políticas erradas y paro endémico condujo al fracaso y a la resignación de la Administración socialista. El PP se fijó como objetivo prioritario de su acción de gobierno invertir la tendencia que había convertido a España en una fábrica de generar desempleados. Como hemos repetido en numerosas ocasiones, en economía no existen los milagros, ni siquiera las casualidades. El Gobierno de Rajoy promovió el cambio económico con una ambiciosa agenda reformista, que incluía una actuación intensa sobre el mercado laboral. Durante estos meses, se avanzó palmo a palmo en la corrección del desempleo. Hasta que ayer, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social confirmó que la economía española fue capaz de crear empleo en febrero en tasa interanual por primera vez desde 2008, algo que parecía poco menos que imposible hace tan sólo un par de años. El número de afiliados a la Seguridad Social aumentó en 61.557 ocupados respecto a un año antes. En comparativa mensual, la economía también sumó 38.694 nuevos afiliados, el mejor dato en febrero desde 2008. En cuanto al desempleo registrado, marcó el primer descenso intermensual desde que comenzó la crisis. En concreto, se redujo en 1.949 personas respecto a enero, hasta un total de 4.812.486. En este punto, hay que recordar, para evaluar el dato con perspectiva, que en febrero de 2009, por ejemplo, se registraron 154.000 desempleados más. Hay más datos para el optimismo: quinto mes seguido con mejoras del paro interanual, séptimo mes con progresos en los datos del desempleo desestacionalizado, avance de ocupados en todos los sectores y aumento de 3.459 ocupados en el régimen de autónomos, con un incremento interanual de 44.433 personas, el cuarto seguido. El relato de la estadística nos ha ofrecido en febrero variantes esperanzadoras que parecen consolidar un cambio de tendencia. Se trata de progresos aún incipientes, es cierto, pero desconocidos en estos años de adversidad económica. España afronta ahora una etapa propicia que es preciso aprovechar. Los próximos meses son favorables a la contratación estacional en una coyuntura de crecimiento de la economía nacional. Esas expectativas, sin embargo, no deben traducirse en conformismo ni autocomplacencia. El Gobierno es muy consciente de ello. Desde las principales instancias internacionales –la Comisión Europea, el Eurogrupo y el FMI– se ha instado a España a profundizar en la reforma laboral. Es obvio que corresponde al Gobierno decidir el ritmo y el alcance de sus acciones, pero también que resulta obligado articular el marco laboral más propicio para la creación intensa de empleo que el país necesita.