El trípode

«Eres tibio y por eso te vomitaré de mi boca»

Pasamos así del aborto en «supuestos», al «aborto a plazos», tratando la vida en gestación en el seno de la madre cual una compraventa como décimos.

Sin duda habrá una explicación para algo tan sorprendente como lamentable: un recurso que durante casi trece años ha dormido el sueño de los justos(?) en el Tribunal Constitucional, ve la luz en una sola tarde, eso sí, una vez que Sánchez consiguió que una mayoría de su agrado estuviese instalada en él. La ley del aborto «a plazos», cual si se tratara de una transacción comercial, que fue recurrida por una representación de diputados del PP en 2010, debía ser de tal complejidad técnica que una mayoría «conservadora» no ha podido resolverlo durante más de una década, y ha tenido que venir una mayoría sanchista para hacerlo en un santiamén.

Para mayor escarnio, tres Magistrados recusados por manifiesta carencia de independencia –incluido su Presidente Conde Pumpido, fiscal general del Estado nombrado por el Gobierno impulsor de la ley recurrida– no solo se han negado a abstenerse, sino que han impedido hacerlo a una magistrada conservadora que sí lo quería hacer, alegando que el Tribunal no tendría quórum para pronunciarse. Hagamos un breve repaso histórico, desde que el TC, en 1985 fijó la doctrina sobre el aborto que ha estado vigente hasta ahora, y que fue la despenalización del aborto en tres supuestos, violación, malformación del feto y grave riesgo para la salud física o psíquica de la madre. Con una aplicación de esa doctrina impregnada de tanta laxitud como carencia de control, el resultado ha sido un crecimiento exponencial de la cifra de abortos durante largos años hasta que en 2009 el gobierno socialista con Bibiana Aído de ministra , impulsó la ley ahora convalidada por el TC de Pumpido que no ha dudado para ello en «manchar su toga con el polvo del camino».

Pasamos así del aborto en «supuestos», al «aborto a plazos», tratando la vida en gestación en el seno de la madre cual una compraventa como décimos. Ahora ya solo falta la ley de Sánchez y Montero para que el aborto sea considerado como un derecho fundamental como dijo el Gobierno en su requerimiento a la Junta de Castilla y León, y el personal sanitario objetor de esa conducta, sea señalado y estigmatizado por ser defensor de la vida de un indefenso ser humano. Así la respuesta planteada al principio tiene una muy clara respuesta; no ha sido la complejidad técnica la causante del retraso en fallar el recurso, sino la tibieza en decidirse a hacerlo. No es moderación sino tibieza, que es muy distinto y ya conocemos el juicio: «Ojalá fueras frío o caliente, pero eres tibio y por eso te vomitaré de mi boca».