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Apuntes

La fachosfera ha tomado Eurovisión

No hay duda, los españoles han votado en masa a Israel para fastidiar a Pedro Sánchez

Te pasas un año perfilando una letra feminista, inclusiva, con perspectiva de género, que ni escrita por las Belarras; te matas en el gimnasio como si fueras a participar en el mundial de trampolín, disciplina exigente donde las haya; te organizas una escenografía de movimientos paroxísticos, cambios de fondos, luz y color, y te las arreglas para acabar con un «helicóptero» de fábula y llegan las votaciones y te mandan a la antepenúltima posición, a la altura de «potencias» como Islandia y San Marino. Y eso no es lo peor, no. Lo peor es que ha ganado Austria, ese país en el que han tenido que unirse la derechita cobarde, los socialistas y los liberales para que no gobierne la ultraderecha del FPO, y, además, lo ha hecho con una escenografía intimista –obra, por cierto, del español Sergio Jaén– y una canción que habla del desamor, la nostalgia y el lamento por la pasión perdida.

Y, sin embargo, lo más increíble es que la segunda plaza se la han dado a Israel, a ¡Israel!, ese «estado genocida» que nuestro Gobierno quiere llevar al Tribunal Penal Internacional, que se ha atrevido a presentar a Eurovisión, nada menos, que a una superviviente de la matanza del festival Nova –alcanzada por la metralla de las granadas de Hamás cuando se refugió en una cueva–, uno de los escenarios de la terrible matanza de judíos de octubre de 2023, frente a la franja de Gaza, y lo ha hecho con una canción que habla de la pérdida, la esperanza, la resistencia ante el horror y la elección de la luz sobre la oscuridad.

Intolerable, como ya dejó bien clarito la televisión pública española, con un cartel a toda pantalla en favor de Palestina, origen, no lo duden, de que la canción y la interprete israelí fueran los ganadores en el voto popular de los españoles, que ya se sabe que, con tal de joder a Sánchez, la gente está dispuesta a cualquier barbaridad, que son todos unos fachas y no quieren más que el mal para nuestra amada España socialista, progresista, feminista y ecofriendly, que tiene la inmerecida suerte de contar con el mejor gobierno de la historia de la democracia, y aun antes, capaz de solucionar en doce horas un apagón general, de dar casas asequibles a todos los ciudadanos y de poner la economía en la estratosfera, con uno sueldos de fábula y unas jornadas laborales que ni en San Marino, por citar a uno de nuestros compañeros de calificación eurovisiva.

Pero, aunque estamos al cabo de la calle de la campaña inmisericorde e injusta que la derecha y la ultraderecha, los jueces, las pájaras, los petardos, los maltratadores, los jodidos, los tocacojones y los clientes VIP de Paradores han desatado contra el presidente del Gobierno, que ya no se respeta ni a la laboriosa familia del pobre Sánchez, lo que no nos podíamos imaginar es que la fachosfera hubiera llegado a tomar también Eurovisión. Admitir a Israel no tenía un pase, como bien denunció nuestra RTVE, la de la «Familia de la tele», pero que la tal Yuval Rafhael, que con esa pinta de mojigata no llega ni a los tobillos de las poderosas piernas de nuestra Melody, fuera segunda no puede responder más que a una conspiración. Qué difícil lo tiene Pedro Sánchez, ese santo laico que pasará a la historia de España como un político inmortal, igual que Chávez, y al que habrá que preparar un monumento funerario especial en el panteón de los hombres ilustres o, mejor, junto a los héroes del Dos de Mayo, y que se fastidie Ayuso.