Y volvieron cantando

Los flautistas de Hamelin

Nada como un periodo preelectoral –y el que estamos viviendo en España se las trae– para poner en evidencia las más estratosféricas contradicciones de quienes ejerciendo la gestión de gobierno

Decía François Mitterrand, uno de los ya desaparecidos viejos zorros en la política europea del siglo XX, que las promesas electorales no son tanto un problema de quien las formula, como de quienes se las creen. Ahora toca sacar a pasear a un Pedro Sánchez disfrazado de flautista de Hamelin con la intención de que el sonido de su flauta electoral haga que le sigan por legión unos jóvenes que, está por ver, si son los ingenuos niños del cuento de los hermanos Grimm y hacen buena la máxima de Mitterrand, o por el contrario no se mueven de la foto fija que refleja su precaria situación con respeto a otros jóvenes europeos. Nada como un periodo preelectoral –y el que estamos viviendo en España se las trae– para poner en evidencia las más estratosféricas contradicciones de quienes ejerciendo la gestión de gobierno, no precisamente desde hace dos días, se lanzan a prometer a diestro y siniestro justo lo que antes no habían cumplido, pero además subiendo la apuesta y curiosamente apuntando a colectivos cuya marginación suele ser proporcional en estos periodos a su muy importante peso electoral. El objetivo está puesto en los menores de 30 años precarios en todo, esos a los que los ejecutivos de ventas del mercado persa en precampaña han señalado como clave, teniendo en cuenta que en estos comicios se incorporan más de doscientos mil nuevos votantes no precisamente animados a abandonar la abstención.

La gran paradoja del grueso de promesas efectuadas desde el Gobierno BOE en mano es que, a diferencia del sueldo de los pensionistas, hoy por hoy a poco que se rasque en su letra grande o pequeña, no se pueden cumplir, pero sobre todo, es el terrible contraste de ofrecimientos como miles de viviendas y facilidades para el acceso a las mismas, dirigido justo al colectivo que engrosa el mayor porcentaje de paro en nuestro país, con un treinta por ciento de desempleados, muchos de ellos sin posibilidad de acceder ni siquiera a un primer empleo y por lo tanto, con nulas opciones de acceder a la vivienda por muchas facilidades que ofrezca. Súmense los bonos culturales, accesos a Renfe –me pregunto por la acogida en Extremadura, Cantabria o Asturias– y otras dádivas en el país con más parados jóvenes de Europa y tendremos el retablo de la precampaña con más contradictorias promesas.