
El trípode
Puigdemont, Sánchez y «Catalinandia»
Tras los 5 días de reflexión que se tomó para decidir qué hacía tras enterarse de la investigación judicial a su mujer, ahora se toma el triple de días de vacaciones
Acaba 2025 con la renovada esperanza de que el Nuevo Año signifique el definitivo final político del sanchismo que tanto daño reputacional está provocando a España con esa coalición social comunista –virtual Frente Popular– instalada en el Gobierno, y que ahora ni siquiera tiene mayoría para poder legislar y careciendo de Presupuestos en toda la legislatura. Sin duda, ante esa patética situación es por lo que Sánchez ha decidido tomarse dos semanas de vacaciones al carecer de trabajo por su incapacidad de gobernar. Es cierto que mejor que esté de vacaciones que «gobernando», pero la alternativa a no poder ejercer la responsabilidad que le corresponde –y lo procedente en una democracia parlamentaria digna de tal condición– es dimitir y convocar elecciones, dándole la voz a los españoles como pueblo soberano, para que decidan qué Gobierno desean tras estos 7 años y medio de socialcomunismo sanchista. Tras los 5 días de reflexión que se tomó para decidir qué hacía tras enterarse de la investigación judicial a su mujer, ahora se toma el triple de días de vacaciones; si de aquella reflexión de 2024 surgió la estrategia de «los bulos», según la cual toda información que resultara lesiva para los intereses del sanchismo eran bulos, mentiras y desinformación promovidos por la oposición, habrá que ver qué novedad aporta ahora. Quizás de la actual «espantada» vacacional esté reflexionando cómo recuperar la mayoría parlamentaria para poder cumplir su anhelado deseo de llegar hasta 2027 instalado en La Moncloa. Esperemos que una llamativa noticia de actualidad no le sirva de inspiración al respecto, tras promover que Cataluña y el País Vasco tengan representación como territorios asociados al margen de España en la UNESCO y la Organización Mundial del Turismo. Se trata del reconocimiento por parte de Israel de «Somalilandia», territorio ubicado en el cuerno de África y que declaró en 1991 su independencia de Somalia. Puigdemont ya ha expresado su alegría por ese hecho y celebra que «abra la puerta a otros reconocimientos internacionales», lo que remite necesariamente a su deseo de que Cataluña obtenga un estatus internacional similar. Es decir, que Cataluña se convierta para el mundo en «Catalilandia»; no sabemos si además con capital «asociada» en Waterloo, como residencia oficial de su «president». Es mejor tomárselo a broma, mientras esta noche vamos tomando las 12 uvas escuchando las campanadas del Reloj de la Puerta del Sol. Pero desde luego, por parte de Sánchez no quedaría cerrada esa posibilidad, si ese fuera el precio a pagar por una prórroga de su estancia monclovita. Entre tanto, les deseo disfruten de una feliz Nochevieja y de un ¡Próspero Año 2026!
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