Economía para septiembre: Ladrillo de exportación

Las constructoras españolas son las empresas que más han «emigrado» por la crisis económica. El estallido del negocio inmobiliario y el agotamiento del filón de la obra civil por el recorte del gasto público no dejaron muchas opciones. No se construyen casas, ni siquiera se venden, y en Fomento las tijeras no sirven para cortar la cinta de las inauguraciones, sino para «troquelar» los presupuestos. En estos días hemos conocido que Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) ha conseguido en concurso público la licitación de tres líneas de metro en Riad, la capital de Arabia Saudí. Es un mega-contrato por un valor que supera los 6.000 millones de euros. Una obra que debe estar terminada en cinco años. Los grandes gigantes del hormigón españoles han buscado en el exterior los proyectos de construcción que volaron con la crisis y la restricción presupuestaria. El negocio en el exterior de las principales constructoras españolas quintuplica su facturación en España. En los tres primeros meses contaban con una cartera de obras pendientes de ejecutar en el mercado internacional de casi 73.000 millones de euros, mientras que en España se limita a los 15.400 millones. Hace poco, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, resaltaba que buena parte de las obras más significativas que se están llevando a cabo en el mundo están dirigidas por constructoras españolas. España no sólo es una potencia turística. Además de sol y playa, cuenta con excelentes ingenieros.