Malos tiempos para la Sanidad

Las sensaciones que me han evocado los debates celebrados el 4, 5 y 7 de enero en el Congreso de los Diputados para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno son, cuanto menos, de incertidumbre y preocupación. Más allá de las formas y las palabras empleadas para manifestar conformidad o rechazo al proyecto de Sánchez –algunas dejaron mucho que desear– me inquieta enormemente la carencia casi total que percibí de propuestas realistas y tangibles con las que hacer frente a los problemas actuales de los españoles. El empleo, la educación, las pensiones, la dependencia y, por supuesto, la Sanidad, quedaron en un segundo plano –por no decir tercero o cuarto– cuando, más allá de la enorme relevancia de cuestiones como el problema generado por los independentistas en Cataluña, deberían haber protagonizado el debate y ser objeto del grueso de los proyectos planteados por el candidato a presidente. Cierto es, no obstante, que los acuerdos suscritos por el PSOE con los partidos en los que se ha apoyado para validar la investidura abordan la Sanidad. Por ejemplo, en el caso de Podemos, contemplan la revisión de los recursos del sistema, de la Ley 15/1997 sobre nuevas formas de gestión, de las competencias Estado-CC AA en la formación MIR... Aunque lejos de generar tranquilidad y plantear soluciones a las necesidades del sector, agravan, al menos a mi entender, la incertidumbre y la inquietud a las que antes me refería, e invitan a pensar que la conformación de Gobierno no va a ser precisamente el primero de los pasos necesarios para mejorar la financiación, la gestión y planificación de los recursos humanos, la incorporación de innovaciones terapéuticas y tecnológicas... Mientras planteo estas reflexiones me viene a la cabeza aquella canción de Golpes Bajos que calificaba los años 80’ como “Malos tiempos para la lírica”. No sé si la década que ahora comienza será buena o mala para la lírica, pero sí creo que el panorama para el SNS no pinta nada bien.