Coronavirus

Ansiedad: Estar «encerrados» puede bloquear la mente y que nos sintamos más inseguros

Enfermedades psicosomáticas, caer en el aislamiento social y en la ira pueden ser algunas de las secuelas futuras de no poner remedio

La ansiedad afecta más a las mujeres que a los hombres
La ansiedad afecta más a las mujeres que a los hombresDreamstime

Agobio, estrés, aburrimiento... Todos hemos pasado por estos estados anímicos desde que el Gobierno decretase el confinamiento. Y se resume en una palabra «ansiedad». «El confinamiento eleva los niveles de tensión, nerviosismo, intranquilidad hasta el punto de que no ves opciones. El miedo y la ansiedad genera inseguridad en uno mismo y puede llegar a hacer que tenga la sensación de sentirte inútil», explica José Antonio Luengo, secretario de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Por eso es importante controlar los niveles de ansiedad que podamos tener, máxime teniendo en cuenta que «el hacinamiento limita nuestro movimiento y la posibilidad de encontrar espacios de tranquilidad y calma que nos ayuden a reducir los niveles de tensión. Antes si te enfadabas podías salir a la calle a correr, ahora no. El problema es que la ansiedad tiende a acumularse más cuando no puedo apenas moverme», precisa Luego.

Una situación que puede complicarse según la situación de convivencia que tuviéramos antes: «Si tenemos una mala relación con la pareja o los niños en esta situación se dispararía más, y lo mismo sucede en el campo laboral o en el emocional. También si el cambio supone una alternación muy radical o si estás solo», explica Guillermo Fouce, presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras, profesor de la UCM y vocal de la Junta del citado colegio.

Por eso, en el confinamiento es importante primero «aprender a aburrirse, nos debemos tranquilizar si nos aburrimos porque es saludable, es como poner hielo a una lesión muscular. Segundo, aprovechar para conectar con uno mismo (destinando un tiempo solo para ti para hacer cosas que siempre hemos querido hacer pero no teníamos tiempo), así como con la gente que vives y con tus seres queridos y tercero, organizar actividades para cada día. Si vives en familia es recomendable que cada día sea un miembro de la familia, niños incluidos, es el que organice para que también sientan que tienen capacidad de hacerlo», aconseja Luego.

Unas recomendaciones a las que Fouce añade «tener una explicación o sentido de lo que está ocurriendo y un plan de acción, utilizar el humor como estrategia y si es necesario pedir ayuda».

Unos consejos, todos ellos, esenciales para evitar que en un futuro los niveles de ansiedad que podemos estar sufriendo hoy nos dejen secuelas. «Si hay sobrecarga podemos tener problemas físicos (dolor huesos, problemas estómago, etc.) lo que conocemos como enfermedades psicosomáticas, podemos tener aislamiento social y emociones como ira que se «desata» lo que nos lleva a problemas añadidos, a veces podemos también buscar atajos que generan más problemas, como el uso de fármacos o la ingesta de alcohol», afirma Fouce.

Y recuerde, es normal que se sienta a veces así, un cambio radical de costumbres (máxime entre los mediterráneos) requiere un proceso de adaptación. «Sólo por eso se produce estrés y ansiedad que por cierto son normales e incluso buenos, porque suponen la energía necesaria para responder a una situación. La clave es activar la ansiedad justa y hacerlo ante amenazas reales y luego saber canalizarla porque se activa nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones y a veces sólo canalizamos el estrés por una de las tres vías dejando las otras dos sobre cargadas», recuerda Fouce.

Habrá además momentos de mayor y menor ansiedad: cuando se mantiene en el tiempo por ejemplo o cuando nos aburrimos en exceso o cuando tenemos alguna preocupación incertidumbre