Salud

Los probióticos y su ayuda a fortalecer el sistema inmunitario

Las bacterias, a las que generalmente asociamos características negativas para nuestra salud, pueden desempeñar también una función esencial para el ser humano. Así, la flora intestinal (también denominada microbiota) es el conjunto de microorganismos que viven en el intestino, entre los que encontramos mayoritariamente bacterias, aunque también hay levaduras y virus presentes

Una mujer se toca la barriga
Una mujer se toca la barrigaProyecto ELDERMETLa Razón

Algunas de estas bacterias establecen una relación simbiótica con nuestro organismo: encuentran en el intestino un entorno adecuado para vivir, y a nosotros nos permiten digerir correctamente determinados alimentos, absorber nutrientes e incluso sintetizar determinados compuestos.

Aunque resulte difícil de creer, existen más de 400 especies de microorganismos en nuestro intestino. Se concentran sobre todo en el colon, donde realizan funciones tan diversas como evitar las infecciones gastrointestinales o fabricar vitaminas esenciales.

Ocurre, sin embargo, que la flora intestinal puede resultar dañada debido a distintos factores. Por ejemplo, las secreciones provocadas por nuestro sistema digestivo pueden alterar su estabilidad. Además, existen factores externos que la dañan y la debilitan como es el caso de la edad, el estrés, la alteración de la dieta, la ingesta de determinadas sustancias (como el alcohol, el azúcar, los alimentos procesados o el tabaco, por ejemplo) o la toma de antibióticos.

La relación entre la flora intestinal y el sistema inmunitario: el proyecto ELDERMET

Todos estos elementos alteran la flora intestinal y tienen un grave efecto en el desempeño de las funciones que esta cumple. Una de las consecuencias más perniciosas del menoscabo de la microbiota intestinal es el deterioro gradual del sistema inmunitario. Así lo ha demostrado el proyecto ELDERMET, que, mediante un estudio de la microbiota intestinal en una amplia población mayor de Irlanda, ha establecido una relación entre la pérdida de la diversidad de la microbiota intestinal y la inmunosenescencia.

La inmunosenescencia es el deterioro gradual del sistema inmunitario. Gracias al sistema inmunitario, nuestro cuerpo puede ofrecer una respuesta inmunitaria adaptativa para combatir los patógenos que atacan a nuestro sistema. El deterioro del sistema inmunitario provoca una disminución de la capacidad para realizar esta función.

Aquí es donde radica la importancia de mantener una adecuada microbiota intestinal, que contribuye a mantener y equilibrar el sistema inmunitario. Un daño sobre la flora intestinal produce un deterioro gradual del sistema inmunitario, lo que nos convierte en personas más expuestas al efecto pernicioso de agentes externos y patógenos.

La función regeneradora de los probióticos

Afortunadamente, de la misma forma que nuestra flora intestinal puede sufrir un deterioro, también puede regenerarse. Y para eso, una herramienta fundamental son los probióticos. Los probióticos son aquellos “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades apropiadas, confieren al huésped un beneficio para la salud”, según la definición dada por un grupo de expertos designados por la OMS y la FAO para elaborar unas directrices para la evaluación de probióticos en los alimentos.

La función de los probióticos es contribuir a mimar nuestras microbiotas o para corregir el desequilibrio de la flora (disbiosis). De esta forma, evitan infecciones de tipo intestinal; protegen la flora intestinal de los daños que provocan los antibióticos; estimulan las defensas y favorecen la digestión de los alimentos, entre otras.

Hay dos tipos de probióticos, los de origen bacteriano y las levaduras. Están presentes de forma natural en ciertos alimentos y también existen en forma de complementos alimentarios y de medicamentos probióticos como Ultra Levura, que contribuye al restablecimiento de la flora intestinal después de un proceso diarreico.

¿Qué características debe cumplir un probiótico?

Para considerar que un microorganismo es un probiótico, el grupo de trabajo mandatado por la FAO y la OMS estableció que debe reunir unas características:

- Debe estar vivo.

- Debe ser estable.

- Debe contener un número adecuado de microoganismos para producir el efecto beneficioso que se busca.

- Debe especificarse el género y la especie de cada cepa específica.

- Debe haber evidencias científicas que corroboren que es eficaz en seres humanos.

- Debe poder almacenarse en una sustancia que no afecte a la viabilidad o a su supervivencia.

- Debe haber evidencia de que la cepa tiene un determinado efecto beneficioso. Los beneficios de una cepa no pueden ser extrapolados a otras cepas.

- Debe estar etiquetado con información veraz sobre estas características.

Los probióticos se comercializan bajo estas premisas y son generalmente bien tolerados, también por los niños.

Los efectos beneficiosos de los probióticos han recibido cada vez mayor reconocimiento por parte de los profesionales de la salud, como demuestra el trabajo encargado por la OMS y la FAO. Diversos trabajos científicos sobre las propiedades y funcionalidad de los microorganismos vivos coinciden en su importancia para las funciones inmunológica y digestiva.

De esta forma, al consumir probióticos estaremos ayudando a regenerar nuestra microbiota, lo que puede resultar fundamental para que nuestro sistema inmunitario combata eficazmente cualquier tipo de infección.