Pediatría

Artritis pediátricas: una lucha con recaídas

El Hospital Quirónsalud Córdoba pone en marcha una unidad específica para abordar su tratamiento

Entre 8.000 y 10.000 menores padece una enfermedad reumática en nuestro país
Entre 8.000 y 10.000 menores padece una enfermedad reumática en nuestro paísDREAMSTIMEDreamstime

Pese a que las enfermedades reumáticas pediátricas son una de las causas más importantes en la reducción de la calidad de vida en la infancia, no siempre cuentan con unidades específicas. Con el fin de realizar un abordaje integral, el Hospital Quirónsalud Córdoba ha puesto en marcha una unidad que aborda las enfermedades que afectan al aparato locomotor o de origen autoinmune sistemático en niños y adolescentes. Y es que este tipo de patologías se manifiesta de forma diferente en los menores que en los adultos, presentando características clínicas específicas que condicionan su diagnóstico, tratamiento y pronóstico. De ahí la importancia de estas unidades específicas o de la inclusión del Servicio de Reumatología en los diferentes hospitales, como en el Quirónsalud San José, en Madrid.

La prevalencia de artritis y enfermedades autoinmunes en estos pacientes alcanza los 2,2 casos por cada mil menores y una incidencia anual de unos 110 casos por cada 100.000 niños. De estas enfermedades, las más frecuentes son las artritis crónicas, llamadas artritis idiopáticas juveniles (AIJ), las conectivopatías como el lupus eritematoso sistémico, la dermatomiositis y las vasculitis. En la artritis se produce hinchazón de la articulación afectada, dolor y disminución de la movilidad. Existen también un grupo de patologías, los síndromes autoinflamatorios que, aunque muy raros cuando aparecen, lo hacen fundamentalmente durante la infancia.

Nadie sabe realmente cuál es la causa de la artritis idiopática juvenil, anteriormente denominada «artritis reumatoide juvenil», aunque no está producida por gérmenes, por lo que no es una enfermedad infecciosa y no se cura con antibióticos. Algunos niños pueden tener síntomas durante unos pocos meses solamente, mientras que otros, en cambio, presentan síntomas por muchos años, llegando a sufrir trastornos de crecimiento. Es decir, la mayoría de los niños tendrán una vida normal y serán independientes cuando sean adultos. Pero no es fácil. No es una enfermedad que llega y se va, sino que siempre puede haber recaídas. No obstante, a tenor de casos precios seguidos desde la niñez hasta su edad adulta, los sanitarios se muestran optimistas.

El tratamiento en estos casos se centra en controlar el dolor y la inflamación y mejorar la función. Todo ello se combina con medidas farmacológicas, fisioterapéuticas y en ocasiones psicológicas, ya que, según explica la doctora Sara Copete, especialista del servicio de Reumatología del Hospital Quirónsalud Córdoba, este tipo de enfermedades producen una repercusión negativa, no sólo físicamente, sino también en los ámbitos social y psicológico, principalmente debido al impacto que supone la limitación de sus actividades habituales como jugar y relacionarse con otros niños o practicar deporte, actividades que son esenciales para el buen desarrollo psico-afectivo del menor.

Un aspecto importante es que los padres reciban la suficiente información para comprender la naturaleza de este tipo de enfermedades y sus diferentes formas de evolución. En las fases en las que el niño sea incapaz de participar en los juegos típicos de su edad, esenciales para su aprendizaje y desarrollo, la familia deberá compensarle de estas privaciones, pero no «mimarle», debiendo recibir la misma educación que sus hermanos o amigos.

Además, los expertos consideran fundamental que los profesores conozcan el tipo de enfermedad que padece el menor, así como el psicólogo y el asistente social por si necesita alguna adaptación escolar. Y es que la adolescencia es una etapa difícil tanto para el paciente como para sus progenitores. En ocasiones, los médicos detectan cierto rechazo a la enfermedad y al cumplimiento del tratamiento o sentimientos de culpabilidad. Educar a un niño con artritis puede ser un reto. Pero su lucha diaria le permitirá tener una vida lo más normal posible, aseguran los expertos.