Coronavirus

Crecer hacia adentro

Ambiente en Alcorcón (Madrid) durante el primer día laborable del estado de alarma decretado por el coronavirus
Ambiente en Alcorcón (Madrid) durante el primer día laborable del estado de alarma decretado por el coronavirusEduardo ParraEuropa Press

El obligado confinamiento al que estamos sometidos para vencer en esta guerra global contra la pandemia, provoca un cambio de nuestras rutinas y costumbres. Como vamos notando, transforma nuestras vidas. Ante esta tesitura, tenemos tres opciones:

En primer lugar, maldecir esta situación, lo cual es sencillamente autodestructivo y nos instala en el mero vacío existencial. En segundo lugar, «matar el tiempo» en nuevos e inútiles hábitos, algo que supone un sinsentido: el confinamiento pretende evitar perder la vida por el contagio; es decir, seguir viviendo.

Por tanto, no podemos malgastar, «matar» el tiempo de que disponemos todavía. En tercer lugar, podemos ver en este enclaustramiento una oportunidad para reflexionar, meditar, crecer en vida interior y cambiar todo aquello de nosotros mismos que, fruto de nuestra introspección, veamos necesario. Esta opción es la adecuada, la que nos permitirá «crecer hacia adentro», conocernos mejor, enriquecer nuestra persona, y hará que –cuando llegue el momento–, nuestra vida y nuestro ser, al igual que la rosa, florezcan revitalizados, transformados, hermosos, hacia fuera. Y también que demos buen fruto, como el trigo. Cuando este tiempo pase, que pasará, habremos cambiado a mejor o a peor.

No seremos los mismos, y no deberíamos serlo por haber desaprovechado esta vital oportunidad que la Providencia nos ha regalado. En términos clásicos, podríamos calificar este momento como «tiempo de conversión». Del griego metanoia, «conversión» significa «cambio de mente». Cambiemos nosotros, cambiemos nuestra actitud para que cambie el mundo. #Estopasará