Coronavirus

Ni crédulos ni conspiranoicos

El coronavirus al microscopio
El coronavirus al microscopioNIAIDNIAID

Recibimos multitud de informaciones acerca del coronavirus y su posible intencionalidad, como la teoría que muchos sostienen de que su origen haya sido humano y su expansión negligente o voluntaria, y no accidental.

Trump –pero no solo él– acusa a China de ser la causante de la creación del virus, y exige una investigación internacional para verificar si actuó negligentemente al ocultar información en los albores de la pandemia. Estarían en juego multitud de demandas judiciales que supondrían multimillonarias indemnizaciones, entre otras consecuencias jurídicas y políticas. China ha advertido a la UE del riesgo comercial y económico que correría de sumarse a esta petición, y Borrell ya está trabajando en ello.

Otra línea de «información» apunta a estrategias de ingeniería social al servicio de una élite mundial en la sombra, que ocultan el conocido como proyecto «NOM» (Nuevo Orden Mundial), citado anteayer –por cierto– por la portavoz del Gobierno. Dar credibilidad a estas informaciones, conlleva ser calificado de «conspiranoico», frente a los «crédulos» –que no creyentes– que aceptan solo lo «políticamente correcto y oficial». Entre ambos extremos, se sitúan quienes creen que hay que buscar la verdad, conscientes de su dificultad, pero también de que es la única que nos libera de la exclavitud de la mentira.

Como afirmó C.S. Lewis, «el mayor éxito del diablo es haber conseguido que el mundo no crea en su existencia»… Y así actúa con total impunidad. Existe, pero Dios y el Cielo también.