Cataluña

Coronavirus

Batalla política en el Govern: no descarta confinar del todo el Segrià

El cierre perimetral de la comarca se extenderá previsiblemente más allá de 15 días y el Govern apela a la concienciación de la ciudadanía para que cumpla con las restricciones. Los temporeros están en el punto de mira

Mossos controlaban ayer la N-240 para ir a playas de Tarragona
Mossos controlaban ayer la N-240 para ir a playas de TarragonaRamón GabrielEFE

De momento, la Generalitat da por suficientes las medidas que tomó el sábado, aunque tampoco descarta un regreso al confinamiento total. Es decir, al encierro en casa, como durante la fase más crítica de la pandemia. Las cifras en la comarca del Segrià, que engloba a Lérida y 37 municipios más, unos 209.000 habitantes, son preocupantes tanto a nivel de contagios como de presión hospitalaria –cada vez mayor, lo que ha obligado a montar un hospital de campaña–, pero también inquieta el contexto porque es una zona con muchos temporeros que trabajan en la industria agroalimentaria, viven en condiciones precarias, y eso dificulta mucho la labor de aislamiento.

«No podemos descartar nunca nada», aseguró ayer la consellera de Salud, Alba Vergés, en una entrevista en «Rac1», donde reclamó concienciación a la ciudadanía para que respete las restricciones impuestas –en caso de incumplimiento, hay previstas multas de hasta 600 euros–. Los vecinos de la zona afectada no pueden salir del perimetro –hay controles policiales en los accesos y salidas–, salvo por motivos laborales y de fuerza mayor –causas sanitarias, por ejemplo–.

La Generalitat ha optado por ahora por esta medida, que se extenderá probablemente más de 15 días –se revisará la situación en profundidad el sábado que viene–, ya que considera que puede ser suficiente para aminorar la actividad social –no se permiten tampoco reuniones de más de 10 personas– y contener el ritmo de contagios. Si bien, también es cierto que Lérida se está topando con un problema de carácter social: los trabajadores del campo –temporeros–, que viven en condiciones muy precarias. De hecho, el retrato-robot que dibujan los servicios sanitarios de los infectados suele responder mayoritariamente a este perfil –trabajadores del sector agrícola y extranjeros– y la Generalitat ya ha empezado a cargar contra el Gobierno por no apoyar con medidas y facilitar su regularización. Una crítica más sobre el Ejecutivo, algo muy recurrente durante la gestión de la pandemia.

En este sentido, la polémica política tampoco ha quedado exenta ahora que el Govern ha recuperado todas las competencias y tiene que hacer frente al confinamiento de la zona. Por un lado, las dudas y el «retraso» de la Generalitat en la gestión inicial del rebrote del Segrià ha desatado críticas de algunos partidos –Vergès aseguró el viernes por la tarde que descartaba el confinamiento y horas después, el sábado por la mañana, anunciaba el cierre–. Vergès defendió ayer que el confinamiento de la zona se había estado valorando desde el jueves, pero que no se concretó y anunció hasta el sábado por la mañana para evitar una estampida de gente como ya ocurriera en Italia o en algunos puntos de España –Cataluña, por ejemplo, en dirección a las comarcas del norte– cuando se decretó el estado de alarma a mediados de marzo. Por otro lado, precisamente, esa falta de claridad también ha levantado reproches. De hecho, del propio alcalde de Lérida (ERC), Miquel Pueyo, aseguró ayer que hubiera ido bien a la ciudad «tener más tiempo» para prepararse para el cierre. De hecho, criticó la gestión comunicativa de la Generalitat: tuvo conocimiento de la decisión minutos antes del anuncio por voz del vicepresidente, Pere Aragonès, mientras que criticó que Quim Torra no se haya puesto en contacto con él.

«Nos sentimos tristes, preocupados, ha sido un jarro de agua fría. Sobre todo por el tiempo de antelación que hemos tenido para el cierre, dos horas», afirmó, en alusión a que el decretó se hizo público a las 10 horas del sábado y entró en vigor a las 12 horas. También advirtió de que si el cerrojazo se extiende más allá de dos semanas, espera que haya algún tipo de compensación económica. «Necesitamos información de primera mano», reclamaba también el alcalde de Alcarràs, otro de los municipios afectados por el confinamiento, que expresó su malestar por giro de los acontecimiento que se produjo entre el viernes por la tarde y el sábado por la mañana.

En todo caso, en lo que hay coincidencia entre los expertos, es que la situación de ahora en Lleida es mucho más favorable que en marzo porque se tiene conocimiento del origen del problema –los focos se están registrando principalmente en la industria alimentaria– y también hay mucha capacidad de acción. De hecho, la consellera de Salud aseguró ayer que se «está yendo a la búsqueda de casos» y, por este motivo, también se están detectando más.