Opinión
¿Somos animales?
Lentamente van desapareciendo restricciones y aforos y reduciéndose las cifras de la pandemia con las que nos desayunábamos aterrados cada día. Cada vez hay más vacunados, menos contagios, pocas muertes que lamentar y una evolución más esperanzadora. Eso no significa que no acechen las nuevas cepas, pero los expertos ya no nos asustan, al contrario, nos tranquilizan y casi nos aseguran que apenas percibiremos esas nuevas olas que están por venir. Se supone que ,en breve, el coronavirus aunque siga formando parte de nuestras vidas dejará su efecto maléfico y devastador para el recuerdo. La normalidad regresará, sí, pero la pregunta es ¿cómo afectará a la sociedad haber sido consciente tanto de su absoluta fragilidad como de la tristeza que supone vivir separada? Las predicciones de bola de cristal se suceden. Más alegría, más sexo, más fiesta, más ganas de vivir la vida, más turismo, más movimiento de la economía… Más carpe diem. Los optimistas no paran de regalarnos los oídos con las bonanzas que vendrán. Sin embargo, otros más cautos auguran que al COVID le sucederán otros muchos virus diversos, que nos moveremos entre pandemias frecuentes y encierros sucesivos y que el miedo a volver a ese momento de oscuridad que prácticamente apagó el planeta nos abocará a una inmensa desconfianza y a permanecer en grupos reducidos y seguros y a trabajar, tanto como le sea posible desde casa. Puede ser. Tanto lo uno como lo otro. Y en realidad, da lo mismo. Lo que tenga que ser será. Y los hombres y mujeres nos adaptaremos como bichos palo a lo que venga, que es lo que hemos hecho a lo largo de la historia. Es nuestra grandeza. Por eso sobrevivimos. ¿Somos animales? Pues sí, pero distintos a los demás.
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