Hugo Chávez
Regresa la propaganda
Maduro estrena programa de televisión y se repone el «Aló, Presidente» de Chávez
Es uno de los mandamientos de la liturgia propagandística y la cúpula revolucionaria de Venezuela, concentrada en Chávez hasta su fallecimiento y heredada ahora por Nicolás Maduro, ha sabido hacerlo suyo: aquello de «miente, miente, miente, que algo quedará», cita que popularizó Joseph Goebbels, ha acabado convertida en una suerte de verborrea televisiva que podría traducirse como un «habla, habla, habla, que alguien te escuchará». Al menos, ésa es la intención de Maduro, quien, a un mes de las elecciones presidenciales –se celebrarán el 14 de abril–, ha estrenado su propio programa en la pequeña pantalla: el flamante «Diálogo Bolivariano», que promete ser un fiel sucesor del «Aló, Presidente», el espacio dominical que Chávez protagonizó desde 1999 hasta enero del año pasado y que ahora volverá a reponerse bajo el título de «Aló, Comandante».
El diálogo como encerrona
«Por un lado, hay una idea continuista en la línea de propaganda abierta al servicio de un régimen y, por otra, se quiere activar la función de recuerdo respecto a la herencia del presidente fallecido», explica Julio César Herrero, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Camilo José Cela y asesor en marketing político.
En su puesta de largo, Maduro definió el programa como una «fórmula de gobierno popular de diálogo, de construcción, para todos los venezolanos». Palabras que, según los expertos, cumplen con «el manual del perfecto populista». «Se dirigen a personas con un gran nivel de pobreza, gente sin recursos que no recibió educación y que vive en zonas aisladas, por lo que el medio con mayor capacidad de penetración y persuasión es, sin duda, la televisión», comenta Herrero.
La estrategia a Chávez le funcionó: el programa le permitió mantener elevadas cuotas de popularidad. Eso sí, según los expertos, al fallecido mandatario se le daba mejor la oratoria: «Usaba términos sencillos, analogías, refranes e incluso, cantaba. Su forma de comunicación era directa y clara, lo que le ayudó a dar una imagen de cercanía. También alargaba las letras finales de las palabras y esto tenía un efecto narcotizante en la audiencia. Maduro, sin embargo, está a años luz de él en ese sentido», explica. Quizá por eso, el sucesor ha querido marcar ciertas diferencias y sorprendió al asegurar que también recibirá en su programa a venezolanos «de la derecha». Eso sí: siempre que acudan «con respeto». «Hay un contrasentido en el propio título del programa: habla de diálogo pero apela al bolivarianismo, por lo que alguien que no esté vinculado a esa causa no se sentirá cómodo ni representado en ese nombre. La palabra diálogo es su coartada. Veremos si no se convierte en un monólogo con figurantes» añade Herrero.
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