Cambios climáticos
El calor ya no circula igual
En el océano Atlántico se produce una redistribución de calor del sur al norte que se conoce como circulación meridiana del Atlántico. Una investigación internacional demuestra que se ha reducido un 15% por el cambio climático
La circulación meridiana del océano Atlántico, fenómeno por el que se conoce la redistribución de calor del sur al norte, ha disminuido un 15% desde la última mitad del siglo XX, según una investigación internacional en la que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y que acaba de publicarse en Nature.
“Analizamos datos y modelos de muy alta resolución que demuestran que hay un patrón de temperaturas en el Atlántico que deja claro que la circulación del océano en el Atlántico ha disminuido”, indica Alexander Robinson, coautor del estudio, investigador de la facultad de Ciencias Físicas de la UCM y del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM).
Este trabajo logra registrar el mayor debilitamiento de la circulación meridiana del Atlántico en los últimos mil años a partir del análisis de la temperatura de la superficie del océano con los datos desde el siglo XIX y de los modelos de alta complejidad.
«Detectamos un patrón específico de enfriamiento oceánico al sur de Groenlandia y un calentamiento inusual frente a las costas de Estados Unidos, que es muy característico para la desaceleración del derrumbe del Atlántico, también conocido como Gulf Stream System», destaca Levke Caesar, autor principal e investigador del Instituto Potsdam para la Investigación de Impacto Climático (PIK).
Pérdida de densidad, factor clave
Durante décadas, los científicos han estudiado esta redistribución de temperaturas pero, aunque las simulaciones numéricas ya predecían este fenómeno, no ha sido hasta ahora cuando se puede ofrecer “la evidencia más sólida hasta la fecha», según Stefan Rahmstorf, también investigador del Instituto Potsdam.
Los resultados apuntan como principal sospechoso a un fenómeno que a nadie sorprende. “El cambio climático antropogénico es la causa más probable de este debilitamiento”, apunta el investigador de la UCM.
La circulación meridiana se activa por un gradiente de densidad en el agua: cuando las aguas saladas y cálidas de latitudes bajas pierden temperatura, van ganando densidad y cuando llegan al Atlántico Norte descienden al fondo del mar.
La subida de temperaturas en el hemisferio norte, fruto del cambio climático, reducen la densidad del agua en la superficie y con ella la circulación. Además, la fusión de hielo en Groenlandia y los glaciares también disminuye esa densidad. “Simulaciones del futuro bajo cambio climático enseñan un potencial colapso completo de esta circulación”, adelanta Robinson.
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