Regulación
Cientos de expertos y grandes personalidades firman una carta abierta para frenar el desarrollo de la IA
Figuras como Steve Wozniak o Richard Branson se unen a expertos en IA para exigir una moratoria en el desarrollo de la superinteligencia, un freno de emergencia que los grandes del sector parecen no querer pisar
La desconfianza ciudadana hacia el desarrollo de una inteligencia artificial sin control es un hecho. En Estados Unidos, una abrumadora mayoría de la población apoya una regulación estricta de esta tecnología, un sentir que revela el temor a que la innovación vaya por delante de la prudencia.
Concretamente, casi dos de cada tres estadounidenses consideran que no se debería construir una superinteligencia hasta que existan pruebas fehacientes de que no representa un peligro para la sociedad.
De hecho, esta inquietud popular ha encontrado un altavoz de primer nivel en el Future of Life Institute. Esta organización ha impulsado una carta abierta, respaldada por figuras de la talla del cofundador de Apple, Steve Wozniak, y pioneros de la IA como Geoffrey Hinton o Yoshua Bengio, en la que se pide directamente la prohibición del desarrollo de estas tecnologías avanzadas hasta que se establezcan protocolos fiables.
Una tecnología fracturada entre la cautela y el negocio
No se trata de un aviso cualquiera o de una alerta que llegue desde una pequeña sociedad en la que la representación provenga del anonimato y no tenga acreditada su formación, sino que se trata de una exigencia sin ambages de un grupo de expertos que busca poner freno a una carrera tecnológica que muchos ven fuera de control.
En este sentido, la misiva establece condiciones fundamentales para dar luz verde a la investigación: que su seguridad sea demostrable, que su funcionamiento sea completamente controlable y, de forma crucial, que cuente con un amplio respaldo público. Esta última condición conecta directamente con la preocupación de la calle, pues tal y como han publicado en Futurism, el 73% de los norteamericanos ya reclama una supervisión rigurosa de la inteligencia artificial.
Y es que no hace falta imaginar futuros distópicos para entender la base de estas preocupaciones. El propio documento subraya que la inteligencia artificial actual ya está generando problemas palpables en nuestra sociedad. Lejos de ser una hipótesis, la tecnología de hoy contribuye a propagar desinformación a una escala nunca vista y, según advierten los firmantes, también tiene el potencial de agravar crisis de salud mental, algo de lo que lamentablemente también existen ejemplos fehacientes.
Asimismo, el debate interno en el sector tecnológico queda patente al observar quiénes no han estampado su firma en la carta. Llama poderosamente la atención la ausencia de figuras clave como Sam Altman, de OpenAI; Mustafa Suleyman, que ahora dirige la división de IA en Microsoft; o el propio Elon Musk, inmerso en su proyecto xAI. Su silencio evidencia una profunda división sobre cómo y a qué velocidad debe avanzar la industria.
En definitiva, lo que esta iniciativa saca a la luz es la consolidación de una alianza cada vez más amplia y diversa, que trasciende ideologías para reclamar un mayor control democrático sobre una tecnología con el poder de redefinir el mundo. No se trata solo de un debate técnico, sino de una cuestión fundamental: decidir si el futuro se diseña a puerta cerrada en unos pocos despachos o a través de un proceso abierto y participativo.