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Se llama T800 y sabe Kung Fu: el robot chino que ha pateado a su propio CEO para demostrar que no es un efecto especial

EngineAI sorprende desde China con un robot humanoide diseñado para la industria que combina una fuerza de 450 Nm con la agilidad del kung fu, una máquina que garantiza cuatro horas de trabajo intenso y cuyos primeros envíos se esperan para 2026

Se llama T800 y sabe Kung Fu: el robot chino que ha pateado a su propio CEO para demostrar que no es un efecto especial
Se llama T800 y sabe Kung Fu: el robot chino que ha pateado a su propio CEO para demostrar que no es un efecto especialEngine AI

El ritmo que marca Shenzhen en el desarrollo de la robótica empieza a ser difícil de asimilar, incluso para los que seguimos el sector de cerca. EngineAI, una firma fundada hace apenas un año, ha demostrado tener un músculo financiero envidiable al asegurarse una inversión que ronda los 142 millones de dólares. Este respaldo les permite soñar a lo grande en un mercado cada vez más saturado. Esta vertiginosa aceleración no es exclusiva del hardware, pues en el ámbito del software el creador de Claude asegura que la IA dominará la escritura de código de forma inminente.

Client Challenge

De entrada, la compañía ha dejado claro que su creación no llegará a nuestros hogares para poner el lavavajillas, al menos por ahora. Su objetivo es la producción masiva para aplicaciones puramente industriales, centrando sus esfuerzos en tareas de logística e inspección. Si todo marcha según la hoja de ruta establecida, las primeras unidades empezarán a enviarse a mediados de 2026.

Por otro lado, el aspecto físico del autómata impresiona por su similitud con la anatomía humana. Con 1,73 metros de altura y 75 kilos de peso, su chasis se ha fabricado utilizando una aleación aeroespacial de magnesio y aluminio. Esta elección no es casual, ya que garantiza la robustez necesaria para operar en entornos hostiles sin comprometer la ligereza.

En este sentido, lo que realmente llama la atención es su agilidad. Lejos de los movimientos torpes de antaño, este robot es capaz de ejecutar movimientos complejos de kung fu. Esta destreza se debe a un diseño que prioriza el control dinámico, permitiéndole maniobras que desafían lo que solemos esperar de una máquina de estas características.

Potencia de cálculo y autonomía

Sin embargo, la verdadera revolución va por dentro. Tal y como apuntan desde el medio Newatlas, el cerebro de la máquina es una auténtica bestia de la computación moderna. Combina una CPU Intel N97 con el módulo NVIDIA AGX Orin, alcanzando los 275 TOPS de potencia para procesar inteligencia artificial en tiempo real. Dicha potencia es crucial para operar con autonomía, aunque plantea nuevos retos de ciberseguridad frente a amenazas avanzadas como el primer ransomware que se crea a sí mismo utilizando algoritmos similares.

Asimismo, la gestión de la energía supone un salto cualitativo respecto a la competencia. El sistema se alimenta mediante una batería modular de estado sólido, una tecnología que ofrece mayor seguridad y hasta cuatro horas de uso intenso. Para evitar sobrecalentamientos, dispone de refrigeración activa integrada en las piernas.

Finalmente, para moverse con soltura, el robot emplea un sistema LiDAR de 360 grados que le confiere una visión periférica total. Gracias a sus 43 grados de libertad y un par motor de 450 Nm, la máquina promete una fluidez motriz que podría cambiar las reglas del juego en las fábricas del futuro.