Literatura

Hollywood

El libro que Hollywood se rifa

Federico Axat
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Federico Axat construyó su nuevo libro, “La última salida”, en torno a referencias cinéfilas, sin embargo, no pensaba que su novela fuese a ser traducida a 26 idiomas para terminar en manos de un director de Hollywood

Stieg Larsson con “Millenium”, Lars Kepler con “El hipnotista”, Paula Hawkins con “La chica del tren”... Todos ellos tienen algo en común, el éxito de ventas de sus “thrillers” y, además, una consecuencia inmediata que confirma el triunfo: la adaptación cinematográfica. Federico Axat (Buenos Aires, 1975) construyó su nuevo libro, “La última salida”, en torno a referencias cinéfilas, sin embargo, no pensaba que su novela fuese a ser traducida a 26 idiomas para terminar en manos de un director de Hollywood.

-Las primeras páginas siempre son fundamentales, pero en el caso de “La última salida” son muy impactantes.

-La novela te va llevando por caminos que son muy difíciles de predecir al principio. El personaje, Ted, está a punto de quitarse la vida y suena el timbre de la casa con un extraño en la puerta. Lo primero que quiere Ted es deshacerse de ese hombre, que se llama Lynch dicho sea de paso, y la propuesta que éste le hace a Ted es justamente cómo lograr una solución alternativa a esa decisión que ha tomado que es el suicidio, y así no dañar a su familia. Lo que le propone es un asesinato. De entrada Ted encuentra un plan que mejora el que tenía y eso origina la trama, pero el elemento disonante en estas primeras páginas es que Ted, cuando está escuchando el timbre, encuentra una nota entre sus cosas en el despacho escrita de su puño y letra que dice: “Abre la puerta, es la última salida”. Nos anticipa el llamado a la puerta, nos da un elemento difícil de explicar en esa pequeña secuencia y me parece que es lo que sienta las bases de lo que viene después.

-Dice, “se llama Lynch, dicho sea de paso”. Supongo que habla del director de cine David Lynch, y por lo visto el libro está llena de referencias al séptimo arte.

-Muchos lectores están señalando que la novela es prácticamente una película porque hay mucho personaje principal y quizá eso da sensación como de una cámara que sigue al personaje. De hecho, las series de televisión y las películas me han influenciado bastante y la trama tiene que ver con “El sexto sentido” y el resto de filmes de Shyamalan en general, que me marcaron mucho. Es un director que me fascinó desde siempre, incluso últimamente cuando su carrera no ha ido tan bien he seguido viéndolo, y espero que resurja porque el hecho que dirija y también produzca es meritorio. Además, su talento narrativo es increíble creo que el tipo de estructuras que él plantea en sus trabajos es una asignatura pendiente en la literatura.

-Y de repente, llega la sorpresa de que “La última salida” se adaptará al cine.

-Hay varias escenas en el libro que mientras las escribía tenía la sensación que quedarían muy bien en una película. Luego salió la oportunidad de adaptarla y claro, será sorprendente cuando vea esas escenas. No sé cómo se manejan los grandes estudios, imagino que hay muchas cosas en juego, pero me encantaría participar en el guión porque me es familiar y conozco la historia y sé las dificultades que tiene para la adaptación, en la que me gustaría aportar lo mío. Y si alguien tiene buenos argumentos para cortar parte del libro, estaré de acuerdo, no soy como esos autores cabezaduras que no saben escuchar. Sólo me gustaría que la película la dirigiese alguien que se sienta identificado con la historia.

-Dice Sabina en “Peces de ciudad” que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. No obstante, en sus libros uno de los temas fundamentales es la infancia.

-Qué curioso que menciones esa canción porque es mi favorita de Sabina. Acudes a la riqueza de la infancia porque en esa etapa los sentimientos son muy puros, todo es muy dramático y me parece interesante explorarlo como autor. Respecto al cine, “E.T.” fue la primera película me rayó la cabeza, me encanta como Spielberg captura la fantasía. En “La última salida” hay hechos muy importantes de la infancia de Ted, fue un niño prodigio en el ajedrez, una persona muy analítica que es un maestro en las finanzas, tiene una mente diferente a lo normal y eso es importante en la trama. Su complejidad mental es un poco el motor de la trama. A veces me preguntaba cómo podía crear un personaje visiblemente más inteligente que yo. A mí por ejemplo me gusta mucho el ajedrez, pero soy mediocre, y Ted es brillante jugando, y así en todos los aspectos.

-Es ingeniero de profesión y escritor de vocación. ¿Esa diferencia entre gente de números y letras no va con usted?

-Es así para bastantes personas, pero Sabato era físico, por ejemplo. Siento que la arquitectura de las tramas y el buscar que todo cuadre tiene que ver con la parte metódica de la ingeniería. Me gustan mucho las matemáticas y el pensamiento analítico, y todas esas ideas las aplico a la literatura.

-Por lo que cuenta me lo imagino como una persona ordenada.

-Soy todo lo contrario. Eso sí, soy muy estructurado en mis rutinas, por ejemplo, no me gusta la sorpresa en mi vida diaria. También soy desordenado a la hora de escribir, me distraigo muchísimo, me cuesta tener constancia, no soy de esos escritores que se sientan y en dos horas cumplen su cometido. Me aburre la parte metódica de trasladar a la página un diálogo de tres páginas que en mi cabeza ya lo he pensado y diseñado. Sin embargo, en general la escritura es algo muy placentero si no lo fuera, no lo haría.

-Sería usted un buen publicista porque incertidumbre y suspense sabe crearlas.

-A veces me pasa que empiezo a contar algo y me reservo información, parece tontería, pero lo hago naturalmente. Seguramente haya algo innato en ello, cuando era adolescente tenía el rol entre mis amigos de contador de anécdotas, y algunas no eran tan interesantes, pero era mi trabajo adornarlas.

-Argentina es un país de relato y usted escribe un “thriller”.

-Al principio me costaba encontrar referentes en mi país. Me encantaban los cuentos de Cortázar cuando era jovencito, sin embargo, a la hora de escribir relato me cuesta porque me dejo llevar y no tengo la capacidad de síntesis necesaria.

-Tengo la sensación de que para algunos autores, el lector no está a su nivel, ¿para usted?

-Me suenan a excusas, puede que el público no esté preparado para algunas historias, por eso existen las vanguardias. También hay que romper con ciertos esquemas y el riesgo es caer en lo fácil si uno quiere ser demasiado complaciente con el lector, pero no hay que subestimarlo. Yo como espectador me considero exigente a la hora de ver un “thriller” o una película de suspense.

-Innovar parece complicado en un mundo tan dominado por la norma.

-Puede ser que cada vez haya menos lugar para la innovación y vayamos más a lo seguro, la industria quizá lo pide de esa forma. Yo estoy un poco cansado de que lancen películas de superhéroes todo el tiempo, tiene que haber lugar para otras cosas. De todas formas, cuando escribo trato de ser muy genuino con mi voz interior y hacer un caleidoscopio de lo que he visto y lo que siento, luego serán otros los que digan si es innovador o no. Creo que en la medida en que los artistas hagan eso vamos en la dirección correcta.