Torneos

Nadal no está roto, irá a Wimbledon

Rafa Nadal
Rafa Nadallarazon

Avanzan los torneos, gana partidos a cual mejor y de repente, sin alarma previa o síntoma sospechoso, Rafa Nadal se retira. Los cafres de turno sacan conclusiones, erradas y malpensadas. Hacen cola a la puerta de la ex ministra Bachelot y susurran con mirada bovina: «¿Lo ves? ¿Lo ves?». Pérfidos y atrevidos, saben menos que la osada Roselyne. Ni siquiera discurren. ¿Rafa juega dos partidos en Francia, nada menos que en Roland Garros, los gana y se va? ¡Si fuera un tonto como ésos se metería en la boca del lobo con los ojos vendados! Les mueve la envidia, la mala baba, un rencor inexplicable; la frustración, el odio y algún trauma insuperado de la niñez. Pero se ofuscan, insisten y recuerdan: «Otra vez el abanderado frustrado, como en Londres». Mezclan las churras con las merinas, el tenis con las témporas y el culo con las raquetas. ¡Nadal no fue el abanderado en Londres porque estaba lesionado! Le dolió a él más que a nadie. Y no, aunque ha anunciado que no jugará en Queens, el primer torneo de hierba de la temporada, ahora se sabe que su lesión, aunque lacerante, no es una catástrofe.

Nadal sufre una dolorosísima tendinitis en la muñeca izquierda, que aún tiene inflamada; pero no hay fractura de ningún tipo, ni ósea ni de vaina ni de nada. Descartada la rotura, un temor que le sobrevoló, sólo queda recuperarse para acudir a la siguiente cita: Wimbledon. Porque Rafa está en una forma espléndida y la retirada de Roland Garros le ha dolido más que la lesión. Ignoraba si podría vencer otra vez a Nole Djokovic, si llegaban a cruzarse, como estaba previsto; pero iba a intentarlo con todas sus fuerzas, porque las tiene. La cabeza vuelve a responderle, ya no le traiciona, ni el físico le deja en la estacada cuando el partido se alarga y cada juego es un intercambio de golpes interminable. Lo soporta y al comprobar que resiste, que va a más, crece. Así estaba en Roland Garros y así pretende llegar a Wimbledon. Las sensaciones son inmejorables, a pesar de la fastidiosa tendinitis. Confía tanto en hacer un buen torneo, pese a que va a llegar a la hierba de Londres sin prólogo alguno, como en plantarse en los Juegos Olímpicos, encabezar la delegación española como abanderado y repetir, si fuera posible, el éxito de hace ocho años en Pekín: campeón olímpico. Más allá de los deseos por jugar un partido sin dolor, lo cual es del todo imposible porque siempre le duele algo, y de encontrarse a gusto en la pista, lo que quiere es jugar con la seguridad de antes de aquella lesión que le dejó casi un año en el dique seco y en bocas «roselynas» y similares. Las victorias en Montecarlo y en el Godó le aportan más fuerza que desánimo la tendinitis de la muñeca izquierda. Está seguro de que lo superará.

Mientras Nadal se recupera, en Roland Garros, de la «Armada», sólo queda Garbiñe Muguruza, clasificada para semifinales. Carla Suárez perdió y del cuadro de hombres desaparecieron Bautista, aunque ganó un set a Djokovic, Ferrer, Ramos, que se postulaba para semifinales, y Granollers.