Navarra

Bildu impulsará la creación de una caja pública en Navarra

Utilizará su posición de fuerza sobre Uxue Barkos para llevar a cabo el proyecto esta legislatura. Su objetivo es hacerse «dueños del derecho a decidir» a través del control de los servicios públicos

El consejero económico de desarrollo económico, Manu Ayerdi, toma posesión ante Uxue Barkos
El consejero económico de desarrollo económico, Manu Ayerdi, toma posesión ante Uxue Barkoslarazon

Pretende controlar los préstamos, créditos y subvenciones. Utilizará su posición de fuerza sobre Uxue Barkos para llevar a cabo el proyecto esta legislatura. Su objetivo es hacerse «dueños del derecho a decidir» a través del control de los servicios públicos

Uno de los proyectos que Bildu se propone poner en marcha en Navarra durante esta legislatura es la creación de una «entidad financiera pública y propia». Es decir, una caja, pese a la pésima experiencia que se ha tenido con instituciones de este tipo, calificadas por el partido abertzale como «dilapidación de la CAN (Caja de Navarra)». Por ello, según expertos consultados por LA RAZÓN, no se dan detalles de quién controlaría la nueva entidad y sobre todo no se citan a los políticos.

Sin embargo, según las citadas fuentes, el control del dinero, de los préstamos y subvenciones correspondería al Gobierno Foral, en el que los «bildutarras» tienen tanta influencia. No van a montar una entidad económica de tanta importancia a nivel económico para que sean otros los que tengan la capacidad de decisión y ellos sean unos más en la mesa. El dinero es una forma de control de los ciudadanos que lo necesitan o para potenciar proyectos con los que atraer votos.

El mundo del entramado proetarra no pasa por sus mejores momentos económicos y además está el asunto de quién o quiénes financian en la actualidad a la banda, a la que hace ya tiempo se le acabó la «reserva» de dinero que había acumulado para los dos o tres años, que, según las negociaciones habidas en la anterior legislatura con nacionalistas y socialistas, duraría el «proceso», hasta la puesta en libertad de todos los presos terroristas.

En un documento hallado en una operación en Francia, publicado por este periódico en exclusiva, un dirigente etarra en el exilio proponía que la banda se financiara por medio de las instituciones gobernadas por los proetarras, que harían aprobar proyectos en principio destinados a la «cooperación internacional».

En el texto programático de Bildu se señala que «la creación de la nueva caja de ahorros debiera enmarcarse en un debate y toma de decisiones sobre el modelo financiero y el papel que en él puedan jugar otras entidades existentes así como la Banca Ética o las Cooperativas de Crédito».

El entramado político de ETA sabe de la importancia que para la gestión de cualquier territorio tiene la economía por su influencia en la política. De momento apuestan decididamente por lo público en detrimento del sector privado: «lo que es de todos no se puede vender, no se puede regalar, no se puede destruir. Lo público, lo comunal, son la propia administración, los servicios públicos (la enseñanza, la sanidad...), el patrimonio material e inmaterial. Son de toda la ciudadanía, no de unos pocos. Y lo comunal hay que cuidarlo y blindarlo tanto política como jurídicamente, especialmente la sanidad, la enseñanza, y los servicios públicos en general».

Todas estas rimbombantes palabras tienen una finalidad concreta que Bildu no oculta y que demuestra el valor relativo que da a las instituciones, salvo en los casos que se presten a encauzar sus pretensiones: «a través del proceso de democratización la ciudadanía ha de ejercer un control social de esas instituciones (Parlamento, Gobierno, Asamblea de municipios y concejos...). Esto es, tomando decisiones superaremos el fraude del Amejoramiento; tomando decisiones aprovecharemos el potencial de la cultura política navarra y daremos sentido democratizador a la Foralidad». En una palabra, concluyen, «nos haremos dueños del derecho a decidir», que no es otra cosa que el proceso que debería concluir con la unión del País Vasco y Navarra, ya que la de unir al proyecto partes de la República francesa se antoja algo absolutamente imposible y hasta peligroso de plantear.

En su afán de sacar el poder decisorio de las instituciones, Bildu subraya que «la política presupuestaria no puede depender exclusivamente de las mayorías institucionales, de acuerdos o desacuerdos entre las diferentes formaciones políticas. Cuando hablamos de presupuestos estamos haciendo referencia al destino que se da a los recursos económicos de toda la ciudadanía, no de un Gobierno. Lógico es pues que esa ciudadanía pueda expresar su opinión y de alguna manera tomar parte en las decisiones. A menudo planteamos la elaboración de unos presupuestos participativos como un paso en esa dirección. Pero es evidente que hasta la fecha y con los mecanismos existentes sólo una pequeña parte de la ciudadanía, aquella más comprometida socialmente en general, muestra interés y demanda participar en este tema. Quizás por su aparente complejidad».

Y continúan con la exposición de su plan: «desde la inicial colaboración con los movimientos sociales a la hora de su elaboración, a través del paso intermedio para habilitar la toma de decisiones en lo que a políticas sociales se refiere, hasta un último paso como es su refrendo por la ciudadanía a través de mecanismos innovadores (por los ayuntamientos en primera instancia, por el conjunto de la ciudadanía al final). Que los que pagan impuestos decidan dónde invertirlos».

Como no podía ser menos, el entramado etarra advierte de que «será necesario también el realizar un análisis riguroso de nuestras relaciones económicas con el Estado español y un estudio sobre el modelo más conveniente para Navarra cara al futuro». Es decir, el resto de los españoles tendremos que esperar sentados a que tomen su decisión, que puede ir desde la ruptura pura y dura, hasta otro tipo de fórmulas, pero siempre desde posturas preminentes.

Es la estrategia de Bildu, a la que, consciente o inconscientemente, se suman otras fuerzas, como cómplices o tontos útiles, y que tiene como finalidad última la independencia del País Vasco, pero con un régimen filo comunista en el que los nacionalistas del PNV, y el modelo de sociedad occidental que defienden, serían los primeros perjudicados.

Otras perlas de Bildu

- Una consejera polémica

El nombramientro por Bildu de la abogada María José Beaumont, levantó ampollas por «activismo» en el pasado.

- Apoyo de presos etarras

El etarra Ander Errandonea exhibió una pancarta de apoyo a Bildu al salir de prisión.

- Expulsión de las F.S.E.

Quiere implantar un plan, que incluye la expulsión de las Fuerzas de Seguridad del Estado y la imposición del Euskera.

- La «gran Euskal Herria»

Bildu pretende impulsar una consulta para integrar la Comunidad Foral de Navarra en el País Vasco.

- Utilizar las fiestas

El grupo político recordó a los presos de ETA en las fiestas de la localidad navarra Echarri Aranaz.