Casa Real

El buen talante de don Juan Carlos

El Rey Don Juan Carlos, durante la audiencia que mantuvo con José María Aznar en el año 2000
El Rey Don Juan Carlos, durante la audiencia que mantuvo con José María Aznar en el año 2000larazon

No va a ser la primera vez que las preceptivas consultas que el Rey ha de mantener con los representantes de los partidos políticos que han obtenido escaños en el Congreso le enfrentan con personas poco partidarias de la Monarquía, cuando no enemigas declaradas de esta forma de Estado. Al Rey Juan Carlos le ocurrió en varias ocasiones y a pesar de la dificultad implícita que supone ese trance, el anterior Jefe del Estado salió airoso de esos encuentros gracias a su habilidad más que probada en el trato con todo tipo de personas. Don Juan Carlos tuvo que echar mano de su espíritu tolerante después de las elecciones celebradas en 1993, cuando recibió por primera vez en el Palacio de la Zarzuela al líder abertzale Jon Idígoras, quien había sido juzgado y condenado por injurias al Rey unos años antes. El político vasco pretendió entregar al monarca un informe de la formación vasca sobre lo que el representante de HB llamó «el contencioso que mantienen Euskadi y el Estado». Al inicio de la Audiencia, el Rey advirtió a Idígoras de que le recibía por mandato constitucional y rechazó con firmeza su escrito por no considerarlo pertinente. Un detalle significativo fue que el encuentro sólo duró ocho minutos y el líder abertzale la calificó de «breve, respetuoso y distante». Otro fue que Idígoras declaró a los periodistas que tuvo que buscar una corbata para cumplir con el protocolo marcado por la Casa del Rey, una prenda que solo había usado el día de su boda, 23 años antes.

Ese mismo día por la tarde, don Juan Carlos volvió a hacer gala de su espíritu conciliador al recibir a la entonces representante de Esquerra Republicana, Pilar Rahola, quien llegó a la residencia de la Familia Real a bordo de un taxi. Nada más bajarse del vehículo de servicio público, Rahola declaró a los periodistas que «le hacía ilusión saludar al ciudadano Juan Carlos de Borbón». Las arraigadas creencias republicanas de la diputada catalana no impidieron que a la salida de la Audiencia con el monarca, Rahola manifestó que el encuentro había sido «muy agradable a pesar de las diferencias ideológicas» y que durante la entrevista había habido «un buen ‘‘feeling’’ personal». Rahola aseguró que había expuesto al Rey la ideología republicana de ERC y le dijo que para ellos «España es un mal invento para Cataluña, que no nos van bien las cosas dentro de España y que por eso trabajamos por la independencia de nuestro país».

Otra muestra de la capacidad de comunicación del anterior Jefe del Estado por encima de las diferencias políticas se demostró en 2011, al inicio de la última legislatura, cuando recibió al representante de Amaiur, Mikel Errekondo, en el el turno de consultas previas a la designación de candidato a la Presidencia del Gobierno. El diputado vasco, quien fue compañero de Iñaki Urdangarin en la selección de balonmano, manifestó a la salida que había coincidido con Su Majestad en «lograr una paz duradera, estable y justa», y que le había pedido al Rey que se implicara en la resolución del conflicto político del País Vasco. A pesar de las diferencias, hay que señalar que el encuentro con el representante abertzale fue más largo y distendido que el mantenido con Idígoras en 1993, dado que ETA había renunciado ya al uso de la violencia.

Los ejemplos anteriores pueden servir de referencia al actual monarca cuando la semana próxima se tenga que enfrentar a los representantes de algunas fuerzas políticas claramente partidarios de un sistema republicano y que no van a soslayar ese detalle al Rey Felipe VI.