Enrique López

La insoportable injusticia de Venezuela

Aunque parezca una película de Berlanga, lo que está pasando en Venezuela nos tendría que preocupar mucho más, tanto por lo que supone de afectación de los derechos fundamentales, como también por lo que significa de involución democrática en un país que se había dotado de ciertos instrumentos que hacían difícil pensar en una vuelta a los más duros sistema dictatoriales del siglo XX. Como ha ocurrido históricamente, el cliché de izquierdas de los que están perpetrando este ataque a la mínima expresión de un sistema de libertades, hace que una parte de nuestra sociedad haya simpatizado con el régimen hasta que ha llegado a límites insoportables de intolerancia y de falta de respeto a los más esenciales derechos humanos; por cierto, no denunciados por organizaciones internacionales que solo viven de analizar los derechos, siempre conculcados en su delirio escrutador, de los terrorista etarras. Qué casualidad mezclar en unas pocas palabras a ETA y Venezuela. Este régimen insostenible en un siglo de eclosión de respeto a los derechos fundamentales en su faceta mas fáctica y real, ha alcanzado el paroxismo de cómo bajo unas formas mínimamente democráticas, se puede construir un sistema autoritario basado en el más puro populismo que niega la libertad de expresión y de prensa, pretendiendo defender lo que denominan Nación frente al imperialismo exterior; en España este tipo de discursos nos suenan mucho. Glaucón decía que la justicia es un cálculo moral del cual se puede concluir que excepto para aquellos que poseen la suficiente fuerza como para cometer injusticias y simultáneamente no sufrirlas, lo mejor es llegar a acuerdos, y por ello la justicia es un término intermedio entre lo mejor para algunos, cometer injusticias pernamenetemnte y lo peor, padecer injusticias impunemente. En Venezuela se ha instaurado un régimen de permanente injusticia impune que a la vez es insoportable.