Sevilla

Cuando nada tiene sentido

Triste empate a cero contra un espantoso Sporting de un Betis que sólo transmite tedio

Pezzella intenta un remate acrobático ante Cuéllar, el portero del Sporting
Pezzella intenta un remate acrobático ante Cuéllar, el portero del Sportinglarazon

El bético puede olvidarse de su equipo hasta que, mediado agosto, se reanude la Liga. Y esto, lejos de ser la desgracia que parece que es, constituye una suerte: significa que esa infecta mamarrachada a la que algunos, en el colmo del cinismo, denominan «planificación deportiva», no conllevará el descenso que habría merecido en una temporada normal. Por suerte, están el Sporting y tres más como el Sporting (uno de ellos incluso se salvará) para impedir el fatal desenlace. Pues ni siquiera a uno de los integrantes del pelotón de cola más patético de la historia consiguió ganarle el Betis. Luego, algunos esencialistas se extrañarán de que la gente pite: una lluvia de pianos de cola habrían merecido los responsables de semejante desaguisado.

En puridad, que conste, mereció quedarse con los puntos el anfitrión que, ante la incapacidad total de los asturas, tuvo hasta que regalarle la ocasión más clara del partido: cuando ya se encaraba el tramo final, Durmisi se equivocó en una cesión y Adán y le entregó el balón a Duje Cop, quien dribló al guardameta pero no fue capaz de marcar a puerta a vacía, al estar con poco ángulo. Hubiese sido el 0-1 el estrambote de una tarde infumable. Fuera de ese obsequio del danés, bastante entonado pese a ese error, lo mismo habría sido colocar un espantapájaros en el arco bético.

Quiso pero no pudo, o sea, un Betis que rozó el gol en tres ocasiones en la primera mitad. Con Durmisi, muy bien habilitado por Rubén Castro pero poco lúcido en la definición, y mediante otros dos defensores como Donk y Pezzella, soberanos en el área contraria porque Rubi, por no tener, carece hasta de un central capaz de despejar los saques de esquina. Sucedió que el holandés rozó el palo con testarazo y al argentino se lo detuvo Cuéllar -un portero pésimo al que habría que haber probado- y ahí se acabó la pólvora de un equipo verdiblanco que presentaba en su ataque la extravagante titularidad de Zozulia, que no mostró más que impotencia y hasta motivos para el cachondeíto de la grada, que jaleaba con guasa sus intervenciones. Su fichaje sigue siendo un misterio... si no algo más sospechoso.

En medio de este gran conjunto vacío que es la temporada del Betis, cabe hacer un comentariosobre Víctor Sánchez del Amo. En agosto, había un serio problema en el banquillo (el primer regalito de Torrecilla) llamado Gustavo Poyet, que se solventó con su feliz destitución. El sustituto no ha aportado gran cosa, excepto una vital dosis de sensatez consistente en sacar del ostracismo a Dani Ceballos y en darle a Rubén Castro el sitio que merece, que es el once titular y haga-usted-lo-que-le-plazca, siempre, y con la única excepción de que tenga tres de las las cuatro extremidades amputadas. Sin los dos mejores sobre el campo, el segundazo no era imposible. Con ellos, lo es.

Ahora bien, extraña que Víctor no se apease ayer de su idea (legítima pero conservadora en exceso, dadas las circunstancias y la feble oposición), de agregar defensores. Con cinco jugó todo el partido entre los indignidados bostezos de la concurrencia. En fin.

FICHA TÉCNICA:

Real Betis: Adán; Piccini, Bruno, Donk, Pezzella, Durmisi; Brasanac (Petros, min 52), Dani Ceballos, Jonas Martin (Nahuel, min 83); Zozulia (Álex Alegría, min 52) y Rubén Castro.

Sporting: Cuéllar; Lillo, Babin, Amorebieta, Canella; Xavi Torres, Cases, Isma López, Carmona (Burgui, min 86), Víctor (Moi Gómez, min 71): y Duje Cop (Carlos Castro, min 76).

Árbitro: Undiano Mallenco (navarro). Amonestó a Babin, Dani Ceballos, Bruno y Lillo.

Goles: No hubo.

Incidencias: Partido de la 19ª jornada de Liga, disputado en el Benito Villamarín. Alrededor de 30.000 espectadores.