Autonomías

Díaz pone el foco nacional y relega la región a un segundo plano

La presidenta andaluza hace una pedagogía de la abstención en la investidura, aunque evita pronunciar esta palabra.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, recibe el aplauso de la bancada socialista.
La presidenta de la Junta, Susana Díaz, recibe el aplauso de la bancada socialista.larazon

La presidenta andaluza hace una pedagogía de la abstención en la investidura, aunque evita pronunciar esta palabra.

El esperado Debate sobre el Estado de la Comunidad tornó en muchos momentos en Debate sobre el Estado de la Nación. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, nada más subir al púlpito de la capilla del antiguo hospital de las Cinco Llagas puso el foco en la situación de bloqueo que se vive en España. Un mensaje que, como era previsible, caló como cuchillo hirviendo en la mantequilla en las ediciones nacionales de los informativos de radio y televisión.

«Necesitamos, como españoles y como andaluces, que se resuelva rápidamente la cuestión de gobernabilidad. Más allá de cómo se haga o deba hacerse, creo que todos estamos de acuerdo en ello y creo, además, que se trata de una cuestión capital».

«Este es un debate sobre Andalucía», deslizó la presidenta de la Junta, pero lo cierto es que a lo largo de su hora y cuarto de discurso matinal habló de España, del desafío secesionista catalán y hasta de la posibilidad de que el comisario europeo Pierre Moscovici suspenda los fondos estructurales para 2017 por los incumplimientos del Gobierno central. Todas estas referencias las enmarcó la jefa del Ejecutivo andaluz en un mensaje fuerza: nada de lo que ocurra a España «le es ajeno» a Andalucía, por lo que la comunidad está llamada a desempeñar un papel «protagonista» en el tablero nacional. «Queremos tener presencia, voz y voto en los desafíos que afrontamos. Desafíos que son compartidos por nosotros porque los casi nueve millones de españoles que vivimos y trabajamos en esta tierra nos consideramos partícipes de un proyecto común». «Es por eso que reclamo el protagonismo de Andalucía y trabajo todos los días para que desde esta comunidad podamos contribuir a ese proyecto colectivo desde la primera línea». «Sé que otros preferirían, por rutina, por comodidad o por otras razones menos confesables, que eso no fuera así, que nos quedáramos a la expectativa, que asistiéramos como testigos de lo que otros deciden, que Andalucía jugara, en fin, un papel subsidiario, ese papel que además el pueblo andaluz rechazó el 28 de Febrero».

El discurso inicial de Díaz, antes de que comenzara el cuerpo a cuerpo con el resto de líderes políticos, fue, además de un ejercicio de pedagogía de la abstención del Partido Socialista –sin que en ningún momento pronunciara la palabra abstención–, un ejercicio de reafirmación personal de la líder andaluza y, de paso, de la comunidad como una de las pocas regiones de Europa bajo signo socialista. «Soy plenamente consciente de que la existencia de un gobierno de estas características en una comunidad con nueve millones de habitantes es un espejo donde a la derecha no le gusta mirarse, porque somos la demostración palpable de que otra forma de gobernar es posible». «Como presidenta de este Gobierno socialista –adujo– me enorgullezco de serlo, aunque también lamento muy sinceramente que en España y en Europa no abunden gobiernos de este signo político». El tanto se lo apuntó personalmente al señalar, en un guiño implícito a la abstención que previsiblemente acordará el PSOE en el Comité Federal del domingo, que cumple con la premisa de «derrotar en las urnas a la derecha y mantenerla en la oposición, que es donde menos daño hace. Y ahí es donde el PSOE de Andalucía y, si me permiten yo misma, tenemos a la derecha».

Uno de los principales anuncios de la máxima mandataria andaluza fue un principio de acuerdo sobre las próximas cuentas autonómicas. Este periódico ya avanzó ayer que la Junta tiene listo el anteproyecto de Presupuestos, que remitió el lunes al Consejo Consultivo. Sin embargo, el líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, negó justo después de la primera comparecencia de Díaz la existencia de tal acuerdo. Reconoció que hay avances. De hecho, Marín madrugó para reclamar la paternidad de importantes medidas como una partida de 128,9 millones de euros para autónomos, pymes y emprendedores, uno de los sectores a los que esta formación dedica más atención. No obstante, Marín, con aparente enfado, negó tajante que ya esté todo dicho en la elaboración de las cuentas.

En cualquier caso, esta «entente cordiale» presupuestaria sirvió a Susana Díaz para lanzar dos mensajes. El primero, el de la estabilidad. Andalucía vuelve a ser la comunidad que se adelanta en despejar el camino de las cuentas. El segundo, relacionado con la apuesta por la sanidad y la educación, dos capítulos que crecerán, según avanzó Díaz, un 5,5 y un 3,8 por ciento respectivamente. Por encima del crecimiento global de la cuentas que será «del entorno del dos por ciento», según dijo Juan Marín.

En los capítulos de educación y sanidad profundizó la presidenta de la Junta, prometiendo además 5.500 nuevas plazas de empleo público para el próximo ejercicio. 2.500 de ellas para sanidad y 2.300 en educación.

No obstante, el capítulo que, como era previsible, tuvo más protagonismo fue el de los presuntos agravios del Gobierno central con la región. En la mencionada pedagogía de la abstención, Díaz argumentó que es necesario que haya Gobierno para que la región pueda hacer frente a decisiones que perjudican a Andalucía, como la aplicación del sistema de financiación o de la Lomce. El déficit de financiación de la comunidad entre 2009 y 2014 lo cifró en 4.672 millones debido a una aplicación «torticera» por parte del Ejecutivo de la Nación. «No podemos esperar más para resolver esta injusticia clamorosa que es un atentado al principio de igualdad». La ley actual está vencida. La aprobó el Ejecutivo socialista de Rodríguez Zapatero.