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Para los que creeemos que otra Andalucía es posible

La Razón
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Hace unas pocas semanas perdí a mi padre tras una larga enfermedad. Durante su último año de vida, tuvimos tiempo para despedirnos y para charlar infinidad de veces sobre las cosas que de verdad importan: la salud, la familia, los valores y nuestra tierra. Gracias a él y a su inspiración, he dado el paso firme y responsable de presentarme como candidato al Partido Popular de Andalucía.

Amo mi tierra y creo que, hoy más que nunca, el cambio que necesitamos es posible. Somos muchas las familias andaluzas que queremos decir «basta» y subirnos al tren del progreso y el crecimiento económico.

Cada día, cuando me acuerdo de mi padre y miro la cara de mis hijos, reafirmo mi compromiso personal con una Andalucía mejor. Porque no puedo quedarme parado y ver por más tiempo cómo la corrupción y el paro siguen castigando a mi tierra.

Por eso doy el paso y vuelvo a casa a recorrer cada plaza y cada barrio, para estrechar la mano de los andaluces y compartir con ellos que lo mejor está aún por llegar.

La política de verdad no está en los despachos, sino en las calles y entre las gentes. Detrás de las terribles cifras del paro andaluz se encuentran más de un millón de personas preocupadas por su futuro y el de sus hijos. Y mientras esto ocurre, los escándalos de corrupción no dejan de sucederse en el entorno más cercano de quienes dirigen ahora mismo Andalucía.

Ni todos los políticos somos iguales ni todos los partidos actúan de la misma manera. Gobernar significa tomar decisiones con responsabilidad, sabiendo que el futuro de más de ocho millones de personas está en juego.

Crear empleo no se consigue hablando de ello, sino escuchando y poniendo a disposición de las pequeñas y medianas empresas y de los autónomos los recursos necesarios para sacar adelante sus negocios.

Crear empleo significa dar oportunidades a nuestra juventud para desarrollar un proyecto de vida mejor: donde sus hijos puedan acceder a una educación de calidad y donde sus mayores puedan disfrutar de su merecido descanso, sin preocuparse de mantener al resto de su familia con su pensión.

Esto, amigas y amigos, es prosperidad y bienestar.

Lo que de verdad importa son las personas, su día a día, su salud, su educación y sus oportunidades. Y para eso están los poderes públicos, para servir a las personas y no para endeudar el futuro de las siguientes generaciones por una mala gestión.

Como andaluz me importa mucho lo que se hace con los recursos públicos y la forma de priorizar las políticas sociales.

Como hombre me preocupa la falta de oportunidades laborales de las mujeres andaluzas y la ausencia de mecanismos que garanticen la corresponsabilidad y la conciliación familiar.

Como padre me inquieta el futuro de nuestros hijos, porque al igual que las familias se sacrifican por ellos, las administraciones públicas también tienen que hacerlo, apretándose el cinturón al máximo para aumentar los recursos disponibles.

Y como hijo, quiero que nuestros mayores gocen del bienestar y la tranquilidad necesarios para ayudarnos a afrontar el futuro desde su experiencia en el pasado.

Por eso me comprometo con Andalucía, porque creo que hay otra forma de gobernar. Y para ello pienso contar con todas y cada una de las personas que quieran sumarse al cambio. Todas las ideas son valiosas y todas las opiniones cuentan en este nuevo proyecto.

Ha llegado el momento de dar el paso, de cambiar la dirección de la historia y ofrecer a los andaluces nuevas esperanzas.

Tengo la ilusión, las ganas y el sentido de la responsabilidad necesarios para no desfallecer nunca. Quiero finalizar estas líneas con un mensaje de agradecimiento a todas las personas anónimas que me han apoyado en mi candidatura con sus avales y a través de las redes sociales. Ellas son la fuerza motriz del cambio y su ayuda es imprescindible para hacerlo realidad.

A todos los que creen que otra Andalucía es posible, muchas gracias.

* Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad y candidato a la presidencia del PP-A