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Carlota Benet rescata la memoria perdida de su padre en un libro

«Papitu» es un homenaje a Josep Maria Benet i Jornet, uno de los más destacados dramaturgos catalanes y en la actualidad aquejado de alzheimer.

Carlota Benet, hija del prolífico autor teatral Josep Maria Benet i Jornet, ayer, en Barcelona.
Carlota Benet, hija del prolífico autor teatral Josep Maria Benet i Jornet, ayer, en Barcelona.larazon

«Papitu» es un homenaje a Josep Maria Benet i Jornet, uno de los más destacados dramaturgos catalanes y en la actualidad aquejado de alzheimer.

Carlota Benet, hija del reconocido dramaturgo catalán Josep Maria Benet i Jornet (1940), rescata en el libro «Papitu. El somriure sota el bigoti», la memoria perdida por su padre, aquejado de alzheimer desde el año 2015, a través de unos recuerdos y unas vivencias compartidas por ambos.

Según explicó ayer la autora en rueda de Prensa, el libro ofrece una «narración de la decadencia opuesta a los momentos de alegría, felicidad y magia con su padre» y supone, más allá de un retrato biográfico, la historia de dos personas que se querían y se quieren mucho.

El proceso de escritura ha permitido a Carlota «releer la obra de mi padre con una mirada distinta, más adulta» y tomar conciencia de la huella que ha dejado en el panorama literario y escénico, como integrante de la primera generación de dramaturgos tras la transición. Asimismo, el libro pretende dar a conocer la «voz cotidiana» de Benet i Jornet a través de la inclusión de los correos que intercambiaban padre e hija, con los que se accede a la faceta más íntima y tierna del autor, o de la narración del «mundo de fantasía» que a menudo compartían.

El libro fue una iniciativa de Gloria Gasch, editora de Columna, que, tras leer en 2015 un artículo en el que Carlota conversaba sobre el alzheimer con la hija mayor de Pasqual Maragall, contactó con la autora y le propuso el proyecto. Según consideró Gasch, el libro de Carlota Benet transmite el mismo espíritu que subyace en toda la obra de Benet i Jornet: «la exploración de la condición humana, el dolor y la maravilla de existir».

Carlota Benet describió, visiblemente emocionada, la figura de su padre, al que describió como una persona «divertida y dinámica» pero también «compleja»: «tenía un código moral muy estricto y sentía una profunda decepción si no lo seguías».

Por otro lado, el director Sergi Belbel, autor del prólogo y amigo y compañero de profesión de Benet i Jornet, definió al dramaturgo como una «persona decisiva» para su vida personal y profesional y recuerda cómo hizo sentir a su generación «un eslabón más de una cadena».

El libro nace de la contradicción, según él, de la dolorosa contradicción de que «la memoria haya huido de alguien que le otorgaba tanto valor».

A lo largo de la obra, cuyo título remite tanto al apodo con el que lo llamaban sus amigos como al apelativo cariñoso que usaba su hija, el lector descubre aspectos íntimos y humanos del dramaturgo, como la fuerte conexión mental y emocional que compartía con su gato Puck, la delicadeza al peinar a su hija de pequeña o las conversaciones interminables sobre arte y literatura que ambos podían tener durante horas. Asimismo, Carlota narra como, ya antes del diagnóstico, el deterioro cognitivo empezó a hacerse visible, precisamente, en la «pérdida de la delicadeza y la capacidad de tener en cuenta los sentimientos de los demás», algo que había definido siempre a su padre.

La autora incluyó también en el relato dos recuerdos inventados: el de la última conversación que compartieron antes de los primeros estragos de la enfermedad, imposible de recordar para ella y reconstruida en base a otros momentos, y una hipotética tarde que Benet i Jornet podría haber pasado con su nieto.

La publicación de este libro se enmarca en un conjunto de actividades que pretenden homenajear el trabajo de Benet i Jornet, entre las que destaca la inauguración de una exposición en el Institut del Teatre el próximo 19 de febrero, de la cual ya se puede ver la primera parte, consistente en una recreación del pasillo de la casa del dramaturgo donde estaban colgados todos los carteles de sus obras.