Videos

«Se ha ido en paz y sin sufrir»

Han sido cuatro días de despedida. Andrea falleció ayer después de que los médicos le retiraran la alimentación, tal como pedían sus padres. Durante los últimos meses, el Hospital fue su segunda casa. No guardan rencor a los médicos

Un momento de felicidad. Estela, junto a su hija, en una imagen familiar de hace algunos años. La pequeña sufría una enfermedad degenerativa
Un momento de felicidad. Estela, junto a su hija, en una imagen familiar de hace algunos años. La pequeña sufría una enfermedad degenerativalarazon

Han sido cuatro días de despedida. Andrea falleció ayer después de que los médicos le retiraran la alimentación, tal como pedían sus padres. Durante los últimos meses, el Hospital fue su segunda casa. No guardan rencor a los médicos

Han sido cuatro noches de despedida. Cuatro días respirando juntos: Andrea, Estela y Toño. Solos en la habitación 102 del Hospital Clínico Universitario de Santiago. Sin esa sonda que le llevaba el alimento directamente al estómago, pero que tanto dolor le producía. Tenía náuseas y vómitos nocturnos. Sólo algunos analgésicos le ayudaban y sus padres, angustiados al ver el deterioro de la pequeña Andrea, de 12 años, pidieron a sus pediatras que le retiraran la sonda que alimentaba artificialmente a su hija. El lunes, tras su encuentro con el juez Soto, decidieron cumplir sus deseos.

Ayer, pasada la hora que marca el mediodía, Andrea expiró. «Se ha ido en paz y con tranquilidad, sin sufrir, como todos deseábamos y como ella misma hubiese querido», afirmaban los padres de la pequeña en un comunicado. Justo ayer se cumplían cuatro meses desde que la hija mayor de Estela y Toño ingresó en el centro sanitario. Una infección la obligó a ocupar una de las camas de la UVI pediátrica del centro. Su delgado cuerpo iba perdiendo fuerzas. Andrea sufría una enfermedad rara, degenerativa, que afectaba especialmente a su médula espinal, que no creaba las plaquetas necesarias para proteger a su organismo. Éste fue el principal motivo de que cayera enferma con asiduidad y de que en el hospital la familia fuera conocida. Como afirman fuentes internas del hospital a LA RAZÓN, «casi todos la conocíamos porque habíamos coincidido con ellos en alguno de sus ingresos». Y todos señalan: «Los padres se volcaban con la pequeña, su vida era un sinvivir constante por la pequeña. Toda la familia ha padecido un sufrimiento tremendo». Han sido doce años de lucha contracorriente, contra un destino. «Se han pasado toda la vida de la niña yendo del hospital a casa y de casa al hospital. Por eso todos los conocíamos», explican dichas fuentes. El hospital se convirtió esta última semana en su hogar y los trabajadores les ayudaron a lograr la intimidad que necesitaban. «Queremos agradecer el apoyo de quienes en estos días tan difíciles habéis estado a nuestro lado. Sin vuestra ayuda este final hubiera sido, sin duda, aún más duro», aseguran los padres en el comunicado. Todo ello a pesar de las discrepancias y de los encontronazos que mantuvieron con el equipo médico a lo largo del último mes.

La relación empezó a reconducirse cuando el doctor José María Martinón, jefe del servicio de Pediatría, decidió alejarse del caso. Tomó las riendas el pediatra más joven de la Unidad, Antonio Justicia, el que más sintonía mantenía con los padres, que apenas alcanzan los 35 años. Ha sido él la persona que se ha ocupado de aliviar el sufrimiento de la pequeña y de suministrarle la sedación que le evitaba los dolores. Tanto el magistrado que llevaba las riendas del caso como el médico forense han estado pendientes de la evolución de la menor desde que el lunes se le retiró la alimentación artificial. El juez Roberto Soto también ha pasado por la habitación 102 en varias ocasiones para corroborar los datos clínicos que le iban llegando al juzgado y que él mismo remitía a Sergio Campos, el representante legal de la familia Lago Ordóñez. De ahí que los padres también tengan palabras de agradecimiento para los trabajadores del juzgado: «A todos vosotros, en estos momentos de intenso dolor, nuestra más sincera gratitud». Y es que, llegado el fatídico momento, «Estela y Toño mostraron mucha entereza. Estaban serenos», afirman a este diario. Llevaban varios meses despidiendo de su pequeña que sufría una enfermedad a la que ni los médicos pudieron poner nombre, una enfermedad rara sin diagnóstico.

Durante las últimas noches que Andrea seguía con ellos, no fueron capaces de alejarse de la cama de su hija, pero tampoco querían que sus otros dos hijos, una niña de siete años y un bebé de veinte meses, tuvieran que sufrir esa situación. Los abuelos sí que pasaron a despedirse de la pequeña Andrea, una niña querida por todos los vecinos de su barrio, en la cercana localidad de Noia. Su casa está pegada a la ría y a una piscina climatizada a la que acudían muy a menudo. Es una familia muy estimada, por lo que, hoy, muchos de estos conocidos acudirán al entierro de la pequeña en la misma localidad. Un último adiós para el que la familia pide «respeto» porque «queremos realizarlo en la más estricta intimidad en compañía de nuestros allegados y seres queridos», alejados del foco mediático al que nunca habrían querido acudir, pero que, sin embargo, se vieron obligados a hacerlo.

En lo que se refiere a los sentimientos que tienen con respecto al equipo médico que no quería cumplir con sus deseos, y con los de su hija, los padres no guardan ningún tipo de rencor, como ha podido saber este diario, consideran que intentaron actuar de buena fe, pero de una forma errónea. Por eso, las medidas judiciales que interpusieron no pretendían ir contra el hospital, «sólo queríamos que la justicia nos permitiera suspender la alimentación artificial», explica Campos a este diario. «Aquí no hay vencedores ni vencidos», añade.

Así fue el caso

- 22 de junio

El Parlamento gallego aprueba una ley de «muerte digna» que, aunque no contempla la eutanasia, está destinada a regular la libertad en el proceso de la muerte.

- 22 de julio

Después de que los padres de Andrea pidan retirar la alimentación a la niña, el Hospital Universitario de Santiago requiere su opinión al Juzgado.

- 28 de julio

El Juzgado de primera instancia número 6 dicta un auto que autoriza el plan terapéutico pautado por el servicio de Pediatría, contrario a retirar el soporte vital.

- 14 de septiembre

El Comité de ética asistencia, adscrito a la gerencia del área sanitaria de Santiago, emite un informe favorable a la retirada de la alimentación.

- 1 de octubre

La gerencia del Hospital confirma una nueva consulta al Juzgado acerca del tratamiento. Éste reclama más información sobre el estado de la niña.

- 5 de octubre

Los médicos constatan que la pequeña ha empeorado y el juzgado emplaza a las partes a una reunión. La familia y el centro llegan a un acuerdo para retirarle el soporte.

- 9 de octubre

Cuatro días después, el hospital confirma que la niña ha muerto. La Asociación Española de Abogados Cristianos insiste en que denunciará al centro.