Política

Francisco Marhuenda

La abstención de Rivera

La Razón
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No hay nada más cómodo para una formación política que quiere ser una «joven promesa» que no estar en las instituciones, ya sea en el Gobierno o en la oposición, porque puede hacer propuestas imposibles de realizar y lanzar críticas inmisericordes contra la «casta» o la política «tradicional». Es un papel muy cómodo porque el gobernar significa tomar decisiones y sufrir desgaste, sobre todo en los tiempos de crisis que le ha tocado vivir a Rajoy y antes a Zapatero. Es muy fácil plantear mensajes efectistas aderezados de esas críticas para subir como la espuma en las encuestas. Tanto Ciudadanos como Podemos, las dos formaciones emergentes, aunque la segunda sufre una grave crisis interna y lleva poco más de un año de existencia, se dedican a criticar al PP y al PSOE para aparecer como un conjunto de políticos perfectos e inmaculados. El caldo de cultivo lo encuentran en la dura crisis económica y en una corrupción que ha sido tan sobrecogedora como escandalosa. Es verdad que España ha salido de la crisis y lo hace con gran intensidad en la recuperación. Este año creceremos como mínimo al 3 por ciento, aunque la inestabilidad política, según sean los resultados de las municipales y las generales, nos puede sumir en una nueva crisis. El año próximo, la velocidad de crucero de la economía nos situará por encima del 3,5, como sucedió en el periodo 1997-2007.

La corrupción que ha afectado a los grandes partidos no es reciente, pero ha eclosionado durante el mandato de Rajoy. En cualquier caso, los partidos no son corruptos, lo son las personas que corrompen o se dejan corromper y que actuarían de esa forma en cualquier otra actividad de la vida profesional. Es fácil criticar al PP y al PSOE, que han protagonizado el periodo de mayor y más intenso crecimiento social, económico y político de la Historia de España, porque han tenido y tienen importantes responsabilidades de gobierno.

Andalucía es la primera parada del proceso de pactos que se vivirá en España a lo largo de este año. Es una prueba de la posición de cada uno de los partidos. Todo indica que Ciudadanos, un partido de izquierdas que contempla con simpatía un sector de votantes de la derecha, permitirá con su abstención que Susana Díaz pueda gobernar. En esto coincidirá con Podemos, porque la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía y candidata a la reelección está dispuesta a ceder con el partido de Pablo Iglesias. Es lógico que tanto Podemos como Ciudadanos apoyen al PSOE porque existe una indudable afinidad. Los fundadores de la formación de Albert Rivera provenían del mundo de la izquierda, tanto socialista como comunista, y ahora se han nutrido básicamente de tránsfugas de UPyD y el PSOE, así como de personas que dan el salto a la política desde ese tipo de planteamientos. Otra cosa distinta es que el enfado que existe en un sector de los votantes del PP favorezca a Rivera porque esperan que apoye a los populares más que a los socialistas. La verdad es que se llevará una buena sorpresa.

Rivera mantiene una calculada ambigüedad, por lo que se abstendrá y nunca votará a favor de Susana Díaz. Es demasiado listo para cometer ese error. El argumento es tan lógico como razonable, porque sólo con su voto no puede ser investida y necesita de Podemos. En la hipótesis de que no pudiera conseguir esa abstención se tendrían que volver a celebrar elecciones. Es evidente que el PP no puede abstenerse cuando el PSOE está dispuesto a gobernar con quien sea tras las autonómicas y municipales con tal de expulsar a los populares de los gobiernos de ayuntamientos y comunidades.

Ciudadanos ha conseguido emerger como la formación de moda mientras Rosa Díez ha destruido a UPyD por su miopía política. A Rivera le queda pequeña Cataluña y ahora quiere saltar con fuerza a la política nacional, pero no para ser un partido bisagra, sino para alcanzar el Gobierno o ser el primer partido de la oposición. La política de pactos tras las municipales será clave, pero también tiene el riesgo de la ambigüedad ideológica y que la opa sobre UPyD haga que se llene de políticos arribistas capaces de todo con tal de ocupar un cargo. Ahora llega la etapa más difícil para Ciudadanos.