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“A Sánchez, Casado y Rivera les haría unas carrilleras de morucha”

Isabel Bernardo publica “GTB2.0”, un libro fascinante en el que invita al lector a iniciar un viaje por la gastronomía de todos los siglos en una historia de ficción

Isabel Bernardo / Foto: Anuska Sandroni
Isabel Bernardo / Foto: Anuska Sandronilarazon

Isabel Bernardo publica “GTB2.0”, un libro fascinante en el que invita al lector a iniciar un viaje por la gastronomía de todos los siglos en una historia de ficción.

La historia de la alimentación y la gastronomía narrada por un algoritmo matemático, que es obligado a convivir con generaciones de humanos de todos los siglos, es la historia de ficción que cocina Isabel Bernardo en «GTB 2.0» (Reino de Cordelia) con ilustraciones de José Revilla. Una novela de ficción con prólogo de Pepe Rodríguez Rey que se lleva al lector a un divertido viaje virtual culinario que comienza en pleno paleolítico superior.

–¿Qué inquietud le llevó a escribir un libro sobre la historia de la gastronomía?

La misma que tengo desde muy joven por la cocina. Hasta el punto de que me fui haciendo con los títulos emblemáticos como «El practicón», de Ángel Muro. Me gusta saber de gastronomía y llegó un día en que me di cuenta de que tenía muchos datos y, como concejala de Cultura, organicé un encuentro sobre el Siglo de Oro gastronómico. Observé que existían numerosos libros de recetas, títulos maravillosos como los de Carmen Simón Palmer, pero yo quería escribir una novela fácil. Y así llegó «GTB2.0», porque para contar la historia de la gastronomía solo era posible a través de un libro de ficción.

–¿Qué obras ha leído para documentarse?

Soy miembro fundador de la Academia de Gastronomía de Castilla y León, que nació en Salamanca y ahora está en Valladolid, y escribí mi discurso de ingreso sobre la cocina romántica del siglo XIX. Además, hay mucha literatura que te lleva a la gastronomía. De hecho, estoy trabajando en un ensayo gastronómico con algunos autores salmantinos.

–Cómo gastrónoma, ¿qué periodo histórico le atrae?

La civilización mesopotámica y, desde el punto de vista literario, me encanta el romanticismo.

–¿Por qué?

Fueron innovadores. Construyeron una historia del pan magnífica. Contaban con hornos en la calle e idearon numerosas formas de hacer pan y de presentarlo junto con otros alimentos. Me parece muy interesante a día de hoy, que existe un culto a las tahonas que venía de aquellos años. Actualmente tampoco inventamos tantas cosas nuevas. Es necesario volver al ayer.

–¿Qué tal se desenvolvería su protagonista en la fiebre gastronómica que vivimos?

El libro cuenta una historia sin cerrar. Queda en el aire qué va a pasar cuando el tiempo real y el de su viaje virtual gastronómico coincidan. La respuesta la tengo, pero no la quiero desvelar porque el personaje me ha llevado muy de la mano y yo me dejé ir. Es la magia de la literatura. Al final del libro se plantea qué va a ser de él, porque el tiempo virtual de su viaje se termina y el real de la humanidad continúa.

–¿Qué tal se llevaría con el «foodie» instagramer?

Muy bien, aunque tendrían sus desencuentros, porque es rebelde ante el mundo virtual.

–¿Si acudiera a un restaurante sería de los que hacen fotos a cada plato?

No. Se preocuparía más por quién está detrás de la cámara. Se deja seducir más por la inteligencia humana.

–Lidera el «movimiento GastroGaby». ¿En qué consiste?

En arrastrar a multitud de usuarios que se están dejando llevar por una historia que se narra en la web. Cuenta la de la alimentación y de la gastronomía a través de los siglos y rompe todos los moldes, porque Gaby ha dejado de ser virtual y se trata de una persona con sentimientos.

–Vivimos una revolución gastronómica bestial. ¿Le atrae?

Sí. Me gusta porque se están intentando recuperar los oficios tradicionales, aunque no se esté haciendo de una manera normal. Son los medios de comunicación quienes nos animan a cocinar y a coser, por ponerte un par de ejemplos. Se había abandonado mucho la capacidad creativa.

–También, una técnica de cocina prehistórica, como son las brasas, está de moda.

Hay una tendencia por recuperar los oficios en los que la persona es la protagonista. Como el del parrillero. Hace un gran trabajo ante las brasas. Los demás somos meros comensales.

–¿Cree que los cocineros están demasiado expuestos?

No lo sé. Depende del objetivo que tenga cada uno. Pepe Rodríguez Rey escribe el prólogo del libro y que aproveche el tirón de «MasterChef» me parece perfectamente lícito.

–Numerosos cocineros como Albert Raurich y Paco Morales elaboran menús históricos...

Sí, es una gran manera de conocer cómo comían nuestros antepasados y la cultura de una ciudad.

–¿El panorama editorial de los libros de gastronomía goza de muy buena salud?

Por lo que me toca, espero que sí.

–¿Es usted comilona?

No, pero me gusta cocinar para los demás.

–¿Un plato que borde?

Los potajes.

–Si reuniera a Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera en una cena, ¿qué les cocinaría?

Soy de Salamanca y me gusta el campo, así que les prepararía unas carrilleras de morucha.