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Andalucía

En Cádiz, la libertad

Imagen de archivo del concurso del Falla
Imagen de archivo del concurso del Fallalarazon

Ya se saben las agrupaciones que abrirán el concurso, porque en Cádiz entre pestiños y villancicos se dan las últimas puntadas del carnaval con mes y medio de antelación. Ni hace falta ponerle apellidos al concurso ni podía ser de otra forma. Ahora llámenlo como quieran: pura coincidencia, gracia gaditana o ingenio puro, pero una comparsa de Barcelona será la primera en ponerse sobre las tablas. «El botas» la componen andaluces que trabajan en Cataluña, pero nada tiene que ver con la performance, chusca y cutre que desde hace años protagonizan los amigos del «exiliado» de Waterloo de manera cagueta, supremacista y nazi. El «coñazísimo» de la República Catalana haría bien en poner los ojos en lo que sucede durante varias semanas en Cádiz y se daría cuenta de lo que de verdad significa la palabra libertad en este país. No hay que volver a lo de los doceañistas ni a la Pepa, ni al lugar común de las coplas que abren los repertorios carnavalescos para cantarle a la protagonista de la última fiesta pura de Occidente. Hay que ser muy libres, muy valientes, muy gaditanos para montar una agrupación en Barcelona y además poner la cara para abrir el certamen en pleno chaparrón del «procés». Que aprendan allí, donde estos comparsistas se ganan el pan y levantan Cataluña, que no son necesarias las fronteras para sentir la tierra natal de cada uno ni tener que tocarle las narices al vecino de enfrente. Cádiz, señora del mar, le manda sus mejores hijos a Cataluña, un territorio maravilloso secuestrado por fanáticos como Rafael Ribó (quien culpa «a los de fuera» del colapso en el que se encuentra la sanidad catalana), y ésta se los devuelve para levantar el telón en el Falla. Salve, emperadora gaditanorum.