Andalucía
El colegio Sagrada Familia Carmelitas, 125 años «en línea» con los más desfavorecidos
El centro educativo de la Macarena aspira a ser galardonado con la Medalla de la Ciudad
«Humildad», «cooperación», «amor», pilares fundamentales que describen la filosofía de un conjunto de alumnos, profesores, religiosas y padres que, más que un colegio, forman una comunidad. Hace 125 años, en el céntrico barrio sevillano de la Macarena, se alzaban los cimientos de un colegio destinado a las clases más desfavorecidas y a las niñas huérfanas. Hoy, con más de un siglo de enseñanza a las espaldas, el colegio sevillano aspira a ser galardonado con la Medalla de la Ciudad. Siendo uno de los más antiguos de la capital andaluza, el centro de educación primaria y secundaria Sagrada Familia Carmelitas de la Caridad mantiene la filosofía de su fundadora, Santa Joaquina de Vedruna.
En boca del secretario de la Asociación de Madres y Padres, Miguel Ángel García, también suena el lema de la orden: «Todo por amor y nada por la guerra». Para García, el 125 aniversario de la apertura del colegio es la ocasión perfecta para que se conceda el galardón por dos motivos fundamentales: la tradición de llevar más de tres generaciones educando y el valor de la docencia que en ocasiones se muestra, como asegura, «menospreciada».
Recibir la Medalla de la Ciudad sería una vía más para visibilizar la labor de las hermanas de la orden de las Carmelitas que hacen que perviva esa «idiosincrasia familiar» que «debe ser trasladada a todos los estamentos de la sociedad», subraya García.
Además de la «cooperación», otro de los valores que se respira al atravesar sus aulas es el «progreso». Si fue uno de los primeros colegios en Sevilla que eliminó la disgregación por sexo integrando también a los niños, el concertado de la calle Pozo cuenta con niños y niñas de hasta cinco nacionalidades diferentes y goza de ser uno de los primeros en Sevilla que implementó las aulas TIC. A pesar del hándicap que dicen sufrir por ser «un colegio pequeño», en lo que se refiere a las infraestructuras en nada puede envidiar a colegios de mayores dimensiones. Además de pizarras u ordenadores portátiles, se integra en los «Centros Google» que fomentan el uso de los dispositivos de forma «segura» garantizando la supervisión parental y promoviendo que cada alumno investigue «a su ritmo» dependiendo de sus capacidades cognitivas. «Ser un colegio pequeño nos ha permitido tomar decisiones importantes como ponernos a la vanguardia de la tecnología», dice García. Pero esto no les impide seguir obrando desde la cooperación. El «espíritu» del centro, como lo llama García, se traslada más allá de las puertas del colegio. Con motivo de las Navidades, el colegio Sagrada Familia recogerá, de la mano de las hermanas Carmelitas, las cartas de niños del Polígono Sur para ayudar a las familias que lo necesiten con la intención de que todos los niños tengan el día de Reyes, una jornada tan señalada, un regalo que abrir.
La labor de un colegio que lleva educando más de un siglo desde «el alma» y que ya porta una medalla en el pecho desde hace décadas, la de la «humildad».
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