8-M

Mujeres «antiguas pero modernas» que abrieron el camino del 8M

Mar Abad saca a la luz la vida y escritos de las pioneras del periodismo Rosario de Acuña, Aurora Bertrana, Sofía Casanova y Carmen de Burgos

La periodista Mar Abad
La periodista Mar Abadlarazon

Benito Pérez Galdós, Manuel Chaves Nogales, Azorín, Unamuno, Valle-Inclán... son nombres que figuran en todos los libros de historia por sus escritos, literarios y periodísticos, y sus rostros son de sobra conocidos por las fotos de tertulias literarias y cafés de finales del siglo XIX y principios del XX. Todos son hombres porque «de las mujeres no se ha contado su historia, pero hacían cosas» más allá del ámbito doméstico, especialmente en los años 30 y durante la II República. Incluso organizaban las tertulias «porque era la única forma de que las dejaran participar». La periodista almeriense Mar Abad ha buceado en librerías de viejo, bibliotecas, archivos y hemerotecas para sacar del anonimato a cuatro mujeres, «Antiguas pero modernas» (Libros del K.O.), que ejercieron como periodistas, corresponsales de guerra, dramaturgas, feministas, sufragistas y librepensadoras. Rosario de Acuña, Aurora Bertrana, Sofía Casanova y Carmen de Burgos son sus nombres, desconocidos para el gran público. Su legado, desde el poema satírico «Escándalo playero» de Bertrana tras ser reprendida por la policía mallorquina por bañarse en la playa en maillot a «El divorcio en España» de Carmen de Burgos, que le valió ataques e insultos de la prensa conservadora ante los que se plantó en la sede de Siglo XXI, cuyo redactor jefe se llevó un bofetón.

ABC publicó en diciembre de 1917 una entrevista a Trotsky y la firmaba una mujer, Sofía Casanova, que aparece en fotos con Benito Pérez Galdós en el Teatro Español, donde éste le pidió que estrenara su obra «La madeja», y el mismísimo rey Alfonso XII le financió la publicación de su primer libro de poemas, «Poesías». Casada con el filósofo polaco Witold Lutoslawski, tras dejar una relación con Salvador Rueda, se trasladó a Polonia, donde ejerció como corresponsal de las dos guerras mundiales y de la Revolución Rusa, en la que el asesinato de dos cuñados a manos de los bolcheviques la hizo odiar el comunismo y acabó como fervorosa franquista aunque, según Mar Abad, «el franquismo la usó y luego la repudió y la borró de la historia».

Sofía Casanova con Pérez Galdós
Sofía Casanova con Pérez Galdóslarazon

La defensa del amor libre

En el extremo ideológico opuesto, Aurora Bertrana llegó a ser candidata a Cortes por Esquerra Republicana de Cataluña, si bien acabó dejando la política al considerar que los partidos nacionalistas «iban limitando geográficamente el área de acción» y «los problemas sociales que a mí me interesaban abarcaban todo el mundo». Al estallar la Guerra Civil se exilió a Ginebra, la contienda fulminó su carrera periodística aunque sigue escribiendo algunos artículos en «Suisse Contemporaine» o «La Gasette», pero ningún editor publicaba sus libros, demasiado atrevidos por su defensa del amor libre y la libertad sexual de la mujer. El Tribunal para la represión de la masonería y el comunismo llegó a abrir un sumario contra ella en el que la describe como una especie de Mata Hari durante su viaje como cronista por el Magreb.

Aurora Bertrana
Aurora Bertranalarazon

Rosario de Acuña fue, el 19 de abril de 1884, la primera mujer invitada por el Ateneo de Madrid para recitar sus versos, «Sentir y pensar». Cosechó grandes triunfos como dramaturga en el Teatro Español con textos como «Rienzi el tribuno» o «La voz de la patria», sobre la Guerra de Melilla en la que fue corresponsal, como Carmen de Burgos, que sólo se representó una vez por la censura.

Rosario de Acuña
Rosario de Acuñalarazon

Carmen de Burgos, Colombine, fue la primera mujer contratada como «redactor» en un periódico, El Universal, en 1903, y la primera corresponsal de guerra, enviada a Melilla por El Heraldo de Madrid, donde se metió con su hermana en el campo de batalla. Sus crónicas no sólo contaban lo que sucedía en éste sino también la vida de los soldados en los tiempos muertos y a la vuelta escribió «Guerra a la guerra» defendiendo la objeción de conciencia.

Carmen de Burgos, Colombine, fue la primera mujer contratada como «redactor» en un periódico, El Universal, en 1903, y la primera corresponsal de guerra, enviada a Melilla por El Heraldo de Madrid, donde se metió con su hermana en el campo de batalla

Varias de estas mujeres fueron desgraciadas en sus matrimonios, por infidelidades como las del marido de Casanova e incluso violencia de género como la sufrida por De Burgos, en una España sin divorcio, por lo que fueron activistas para que se aprobara y escribieron de ello y de cómo iba implantándose en otros países. También se implicaron en la causa por el voto femenino. La historia, destaca Mar Abad, tiende a recordar a quien culmina algo, en este caso Victoria Kent y Clara Campoamor, pero detrás de ellas hubo muchas antes. Carmen de Burgos, viajó a Londres y se reunió con las sufragistas, cuya lucha contaba en sus crónicas.

La historia, destaca Mar Abad, tiende a recordar a quien culmina algo, en este caso Victoria Kent y Clara Campoamor, pero detrás de ellas hubo muchas antes.
Cartel de la exposición “Colombine. Hacia la modernidad” dedicada a la periodista y escritora Carmen de Burgos
Cartel de la exposición “Colombine. Hacia la modernidad” dedicada a la periodista y escritora Carmen de Burgoslarazon

Una red de mujeres y el origen de la democracia

Pioneras, adelantadas a su tiempo, luchadoras, «nada dóciles» y que «conformaron una red», ya que se conocían y algunas eran amigas. Esa red, ahora llamada sororidad, sale a la calle este 8M para reivindicar lo que queda por alcanzar. Para Abad, finales del s. XIX y principios del XX es una época especialmente interesante porque «es el origen de hoy, de la democracia, del feminismo actual, y ves los contextos y lo que tiende a repetirse, como la búsqueda de soluciones sencillas a problemas complejos en momentos convulsos» y que propicia líderes mesiánicos y populismos.