"Méritos e infamias"

Más allá del jardín

“El Campo de Gibraltar, con sur narcos, sus ingleses juilados y rojos de ebriedad, aparece como una tierra de nadie conforme pasan los números en el cuentakilómetros”

Vehículos y personas pasan la frontera que separa a la Línea de la Concepción (Cádiz) y Gibraltar
Vehículos y personas pasan la frontera que separa a la Línea de la Concepción (Cádiz) y GibraltarA.Carrasco RagelEFE

La frontera es mucho más sabrosa que el centro gubernamental. Siempre tienen más gracia las razas cruzadas, los mixto-lobo de la vida, que la pureza reivindicada como distinción social. Perros de mil leches, las divisiones en los mapas no han logrado jamás aplacar ni la discordia ni la amistad entre los buenos vecinos.

El Campo de Gibraltar con sus “narcos”, sus ingleses jubilados y rojos de ebriedad, con el mar como de plástico centelleando al sol mecido ante las chimeneas, aparece como una tierra de nadie conforme pasan los números en el cuentakilómetros. De todas las andalucías posibles, este espacio fronterizo conserva un atractivo especial, un lugar tierra de nadie, con sabor a salvaje oeste donde hay que buscarse las papas como sea cada mañana. Vale todo dentro del embudo que es ese puñado de kilómetros donde el océano y el mar se besan los morros ante los ojos atónitos de los monos del peñón. Pensaba esto mirando de reojo la costa y analizando los últimos sondeos del Centra.

¿Y estos datos valen para esta zona? Hay una Andalucía donde no llegan las encuestas que ponen al PP de Juanma Moreno en una órbita extra planetaria. Tanto que en su salto sideral se lleva consigo, de la mano, a CS, que salva los muebles con unas casi lisérgicas perspectivas. Quiero decir, que desde los ventanales de San Telmo el agua baja en calma, pero que el paisaje comienza a ponerse durito a poco que salgas del jardín de María Luisa. Para ganar de verdad las elecciones hay que gastar las suelas de las alpargatas, convencer en todos los territorios y controlar más de un millón y medio de votos que te aseguran repetir en San Telmo. Allí en la frontera, como en tantos otros lugares de la “Andasulía”, el Centra le suena a chino a los que tienen que meter luego la papeleta en la urna, pero que no le ponen cara a la mitad del Consejo de Gobierno.