Cartas al director

Una clave para el éxito de Manuel Pellegrini

“Los grandes entrenadores tienen la capacidad de unir a un equipo y aunar fuerzas e ilusiones para llegar a un objetivo común”

Manuel Pellegrini, entrenador del Real Betis Balompié. AFP7
Manuel Pellegrini, entrenador del Real Betis Balompié. AFP7AFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Manuel Pellegrini, entrenador del Real Betis Balompié, alias “el ingeniero”, está llevando a su equipo a un gran nivel futbolístico. Él tiene un amplio conocimiento del mundo del fútbol tanto técnica como tácticamente pero más allá de esto, donde considero que destaca es en su labor psicológica. Ha conseguido tener a todos sus jugadores a pleno rendimiento y les ha hecho creer en un proyecto que es muy importante para crecer como club: optar a competiciones europeas con regularidad. Los grandes entrenadores como Manuel Pellegrini, tienen la capacidad de unir a un equipo y aunar fuerzas e ilusiones para llegar a un objetivo común. Dicha capacidad es una cualidad típica de los grandes empresarios, los líderes de opinión, los jefes de equipo y los buenos políticos. Saben exigir y apoyar y son los primeros que cargan con las responsabilidades y las culpas cuando algo falla, ya que si un engranaje no funciona correctamente toda la estructura se va al traste. Hacen suyos los fracasos y las derrotas de todo su equipo, al contrario que la mayoría. Como decía John Fitzgerald Kennedy parafraseando a Napoleón, “el éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano”. Cuando recientemente el Betis perdió contra el Celta, Manuel Pellegrini, comentó que habían jugado mal y que habían merecido perder. También se crece junto a los suyos, en sus hazañas y victorias: Llevar al Villarreal a semis de Champions o al Málaga a cuartos, cuando entrenaba a estos equipos. Y la temporada pasada metió al Betis en la Europa League. En la sociedad actual en la que vivimos, por desgracia cada vez más falta de valores, ética, educación y moral, es difícil encontrar personas así de comprometidas. Muchas gracias Sr. Pellegrini, de corazón, de un bético.