"Méritos e infamias"

Solos ante la nada

“La muerte campa en la cara carbonizada de un soldado ruso, la vida se le escapó por una boca abierta que ya no puede cerrar”

Ciudad ucraniana de Shevchenkove, bombardeada por el ejército ruso
Ciudad ucraniana de Shevchenkove, bombardeada por el ejército rusoManuel BruqueAgencia EFE

El bosón de Higgs ya rompió hace una década el espacio que separa la vida terrestre de la gloria celestial. Al Dios creador nos lo puso en órbita dando vueltas a alta velocidad, buscábamos la nada y parece que la hemos encontrado. Desde finales de febrero no hacemos otra cosa, escarbar en la conciencia del bien, mordisquear la materia como insectos ciegos a plena luz del día, roernos las entrañas. La muerte campa en la cara carbonizada de un soldado ruso, la vida se le escapó por una boca abierta que ya no puede cerrar. A veces el mundo de la física busca atajos para abrir puertas, una tras otra, que acaban en patios traseros donde el cielo recorta hongos y mueren los niños bajo el napalm. Pura química deconstruida, un ejercicio de pizarra puesto en práctica. Un día te dicen al amanecer que el fósforo aniquila tan eficazmente como muscula tu cerebro ante la tabla de multiplicar a los ocho años. La democracia nos permite columpiarnos en las redes, romperle la cabeza a Putin en un teclado con caritas, ver gatitos indolentes durmiendo la siesta, coleccionar fotos de bolsos que valen más que nuestros empleos. Nuestra trinchera espera lejos aún, no existe ni la humedad ni el miedo en nuestras manos, somos ídolos todopoderosos que dormimos sabiendo que al despertar el mal esperará a otro en la esquina porque nuestra esclavitud hoy es otra. Pero hasta esa molécula de Dios, ese pellizco mínimo de lo real aguardaba su contrapartida, un lado ciego que no controlaban en la ecuación y que ahora se llama W, por «weak». Sabemos que si nos aprietan un poco se nos rompe la piel, que un manotazo mal dado acaba con tu carrera, que una civilización se arrasa en lo que tarda en brotar la primavera. Débiles por naturaleza, lo acaban de confirmar unos científicos, nuevos demiurgos que en el silencio de su profesión se meten en la intimidad última de la naturaleza para encontrarse como al principio de la creación. Ante el silencio y el vacío. Dios vuelve hoy a Andalucía, débil y desvalido, como ese bosón W recién estrenado, como este abril inútil y sangriento, como nuestra estúpida existencia. Amén.