El escándalo

La madre de Rubiales mantiene la huelga de hambre: está "débil" y en "shock"

Ha pasado la primera noche encerrada en la iglesia y acompañada de una hermana

No parece que vaya a servir de mucho, pero Ángeles Béjar, la madre del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), mantiene su huelga de hambre. Ya ha pasado su primera noche en la parroquia de la Divina Pastora, en el centro de Motril, en la costa de Granada, donde está encerrada desde la mañana del lunes en huelga de hambre indefinida en apoyo a su hijo tras justificar su beso con Jennifer Hermoso asegurando que sí fue consentido.

La madre, aunque débil y en estado de 'shock', se encuentra en buen estado, y acompañada de una hermana, con la que ha pasado la primera noche, según fuentes cercanas consultadas por Europa Press. Son numerosos los periodistas que siguen el caso a las puertas de la parroquia del barrio de Capuchinos, cerrada en la mañana de este martes, y adonde también se siguen acercando curiosos.

Su decisión es respetada pero no interferirá en el futuro de su hijo: "Respecto a lo que hace la madre por un hijo, ahí nadie me va a encontrar. Eso entra en el terreno personal y lo respeto, porque no puede ser de otra manera. No me imagino a una madre que no defienda a un hijo en cualquier circunstancia", dijo ayer Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes

También ayer unos 200 vecinos de Motril se concentraran en la tarde de este pasado lunes en apoyo a Luis Rubiales, con vecinas mostrando carteles como 'Stop cacería contra Rubiales' o 'Jenni, ¿por qué no dices la verdad?'. Había sido convocada por un grupo de apoyo a Luis Rubiales y distribuida a través de redes sociales, desde el "respeto absoluto", señalaban estos mensajes, a quienes piensan diferente.

La Policía Local de Motril cortó al inicio de la concentración, a partir de las 18,00 horas, la calle del barrio de Capuchinos donde está la iglesia, adonde también acudieron vecinos que defienden la postura de Hermoso, sin incidentes. Por la mañana, varias familiares acompañaron a Béjar, introduciendo para ella botellas de agua con los que sobrellevar la huelga de hambre.