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Mascotas

Los gatos a veces son muy difíciles de entender, y estos detalles pueden causar grandes malentendidos

Se les atribuyen motivaciones humanas que no tienen y se malinterpretan sus gestos más comunes, desde el ronroneo hasta por qué arañan el sofá: este es el verdadero lenguaje de los gatos que la mayoría de dueños ignora

A los gatos les encanta que les hables de esta manera, según un nuevo estudio Pixabay

Que un gato tire un objeto de la estantería o arañe el sofá no es una declaración de guerra, sino más bien un SOS en un idioma que a menudo no comprendemos. La tendencia a humanizar a los felinos, atribuyéndoles rencores y venganzas propias de nuestra especie, es el origen de muchos desencuentros en la convivencia. Interpretar sus acciones desde una óptica humana es, en la mayoría de los casos, un completo error de interpretación que nos impide ver la verdadera causa de su comportamiento. Gran parte de este malentendido se debe a que su mundo se rige por el olfato, pues la nariz de un gato guarda secretos que son clave para su comunicación y percepción del entorno.

De hecho, muchas de las conductas que etiquetamos como agresivas son en realidad formas de comunicación o simples instintos. Esos pequeños mordiscos durante una sesión de caricias no son un ataque de ira, sino una clara señal de advertencia que indica que el animal ha superado su umbral de tolerancia al contacto. Ignorarla es forzar una situación que puede acabar en un arañazo, no por malicia, sino como último recurso para pedir espacio.

En este mismo sentido, que un gato arañe los muebles en lugar de su rascador puede tener una explicación tan lógica como que este último es demasiado inestable y, por tanto, prefiere una superficie firme para afilarse las uñas y marcar su territorio. Orinar fuera del arenero, lejos de ser un acto de despecho, suele ser un indicador de problemas de salud, estrés o, como apuntan desde la publicación especializada Kinship, una forma de mezclar su olor con el de su dueño para reforzar su vínculo en un momento de inseguridad. Del mismo modo, otros comportamientos inusuales pueden ser señales de alerta, por lo que es crucial saber por qué un gato jadea como un perro y cuándo puede indicar un problema de salud.

Más allá de los arañazos: el lenguaje del afecto felino

Por otro lado, los gestos de confianza y afecto de los gatos son tan sutiles que a menudo pasan desapercibidos para sus dueños. Ese parpadeo lento y pausado, con los ojos casi cerrados, no es una muestra de desinterés. Al contrario, es el equivalente a un beso en su lenguaje no verbal, una forma de transmitir que se sienten completamente seguros y relajados en nuestra compañía.

Asimismo, cuando un felino se tumba y expone su vientre, nos está ofreciendo la máxima prueba de confianza que puede dar. Esta postura revela una de sus zonas más vulnerables, pero es fundamental entender que no siempre es una invitación a recibir caricias en el estómago. Un movimiento brusco puede ser interpretado como una amenaza, rompiendo ese momento de conexión.

Incluso el ronroneo, universalmente asociado al placer, tiene un doble filo. Si bien es cierto que lo utilizan para mostrar bienestar, también es un mecanismo de autocalma al que recurren cuando sienten dolor, miedo o están heridos. Para descifrar el código felino, por tanto, es necesario observar el contexto y abandonar la idea de que actúan y sienten como nosotros.